Cuando se planea tener un hijo es un gran momento de emoción y entusiasmo, pero hay casos en los que por más veces que se intenta, no se logra la tan anhelada meta. En momentos así la pareja se siente confundida y buscan información por todos los medios posibles, incluyendo aquellos que no son expertos en el tema. Este artículo se hace con la intención de informar con claridad sobre los dos problemas que pueden afectar la llegada del tan esperado bebé. Estos son: la infertilidad y la esterilidad. También se ahondará en el punto de determinar cuáles son las diferencias entre ambos.
(Daniel Vázquez) A la hora de conseguir tener hijos cuando tenemos dificultades para concebir de forma natural, de todos es sabido que existen muchas opciones, aunque en España poco se comenta sobre una que está prohibida dentro de nuestras fronteras: el vientre del alquiler. Mediante esta práctica, se puede contactar con una madre de alquiler que nos presta su útero para albergar nuestro embrión, que dará lugar a nuestro esperado bebé. Una opción a la que tienen que recurrir hombres solteros, parejas homosexuales y algunas parejas heterosexuales que no han podido conseguirlo con otros tratamientos.
¿Qué es la implantación? Es el proceso en que el embrión se adhiere a la pared interna del útero (llamada endometrio) y penetra en el interior de la misma para seguir desarrollándose. La implantación se produce cuando el embrión está en estadio de blastocisto, unos 5 a 6 días tras su formación. Cuando se hace la transferencia embrionaria a los 2 ó 3 días tras la recuperación de ovocitos, el embrión continúa su división celular dentro del útero y no se implanta hasta 2 ó 4 días después. ¿Se implantan todos los embriones? La reproducción humana tiene muchos errores, y una […]
Hace más de dos décadas que nació David, el primer niño concebido por fecundación in vitro en Murcia
El ciclo menstrual de la mujer conlleva muchos cambios en el organismo y uno de ellos está relacionado con el moco cervical, un indicador de la fertilidad femenina. El moco cervical, a diferencia del flujo vaginal (producido por las glándulas vaginales), es segregado por el cuello del útero y ejerce una importante función en el proceso de la concepción.