Llega un momento en la vida de toda mujer en el que deseamos ser madres, buscar en la sonrisa de un bebé eso que nos falta para sentirnos completas, pero aunque para algunas sea fácil concebir, para otras no es así, y tienen que enfrentarse a tratamientos de fertilidad que puede representar una gran carga emocional y psicológica.
Esta frase seguro que os suena. A un centro de fertilidad acuden muchos perfiles de pacientes, los más frecuentes son las parejas que no logran quedarse embarazados y las mujeres que buscan embarazo solas o con su pareja femenina.
La universidad de Utah investiga una queja de que Lippert, un criminal convicto que trabajaba en una clínica de fertilidad, reemplazó el esperma de un cliente con el suyo, de modo que fue el padre biológico de una niña que nació hace 21 años.
En los últimos 20 años el diagnóstico y tratamiento de las parejas con problemas de fertilidad ha cambiado de manera notable.
Conocer este intercambio de información permitirá, algún día manipular qué señales recibe un feto