Después de todo el proceso de estimulación ovárica, recuperación de los óvulos y fertilización de los mismos, se finaliza el ciclo de Fecundación In Vitro (FIV) con la colocación del embrión o embriones dentro del útero. Es lo que llamamos transferencia embrionaria.
En el estudio se estudiaron 750 mujeres de entre 30 y 44 años que buscaban concebir de manera natural. No se apreció una diferencia significativa entre aquellas con baja presencia de hormona antimülleriana (AMH) y aquellas con índices normales.
Explíquenos brevemente cómo se planteó el caso de esta pareja.
El Centro Ginecológico de Reproducción y Genética de Murcia logró hace más de quince años el nacimiento del primer niño por técnicas de reproducción asistida en la Región y sigue a la vanguardia en el uso de las técnicas más avanzadas en este campo. Su equipo realiza tratamientos de reproducción asistida de mujeres sin pareja y de fecundación ´in vitro´ con óvulos de donante, así como la microinyección espermática de espermatozoides seleccionados morfológicamente (IMSI), que mejora la técnica anterior, la ICSI. Se trata de opciones cuya demanda va en aumento, ya que arrojan altas tasas de embarazo, según apuntan los responsables del centro.
Aunque generalmente en nuestro país se admite que en los primeros tres ciclos de fecundación in vitro se concentra la mayoría de las posibilidades de embarazo, no existe un consenso en el límite de intentos de FIV-ICSI entre los especialistas de reproducción asistida a nivel mundial, y un reciente estudio en Reino Unido plantea no limitar en 3 o 4 el número de intentos ya que sigue habiendo opciones después. Aumentar el número de intentos aumenta las posibilidades acumuladas, aunque el porcentaje de éxito que se añade a medida que se suman los ciclos es cada vez menor. No es que la tasa de éxito de cada intento vaya aumentando, sino que crece la tasa de éxito acumulado.