Esta frase seguro que os suena. A un centro de fertilidad acuden muchos perfiles de pacientes, los más frecuentes son las parejas que no logran quedarse embarazados y las mujeres que buscan embarazo solas o con su pareja femenina.
Una sustancia usada desde hace más de un siglo como contraste en una común prueba ginecológica mejora el éxito reproductivo.
Para algunas parejas, la fecundación in vitro es la última opción para lograr un embarazo. Como cualquier intervención médica, tiene sus riesgos.
La adopción y donación de embriones es un tratamiento eficaz para un número cada vez mayor de parejas y una posibilidad de vida para los embriones acumulados en los centros de fertilidad. Esta es una de las principales conclusiones del trabajo que Institut Marquès presenta esta semana en el Congreso de la ESHRE (Sociedad Europea de Reproducción Humana) que se celebra en Estambul.
España es uno de los países con un nivel más elevado en reproducción asistida, con una media de éxitos cercana al 40% en Fecundación In Vitro (FIV) y con un alto nivel en la producción científica en esta área. Sin embargo, la equidad en el acceso sanitario que en teoría garantiza la constitución parece no cumplirse en este campo, como han recordado los expertos en la presentación del 'Libro blanco sociosanitario de la infertilidad en España', una radiografía parcial (se ha basado en una encuesta a 100 centros de los 217 existentes) del tratamiento de esta patología en nuestro país.