Hoy en día, fundamentalmente por razones sociales, las mujeres retrasan su maternidad, disminuyendo la posibilidad de concebir de forma natural. La calidad y la cantidad de los ovocitos desciende considerablemente a partir de los 35 años, reduciendo la probabilidad de conseguir un embarazo. Por ello, las clínicas de reproducción asistida reciben, cada vez más, a parejas con problemas de infertilidad.
El DGP es una técnica que permite diagnosticar alteraciones genéticas y cromosómicas en los embriones antes de su implantación.
Son muchas las parejas que tras años intentando buscar el embarazo de forma natural no lo consiguen. Que suceda este hecho no debe ser razón de desánimo y de dejar de intentarlo. Es inevitable que esta situación pueda generar tristeza e incluso una sensación de culpabilidad, por eso el apoyo de la pareja, familia y amigos es fundamental.
Aunque la Ley del Menor recomienda el acogimiento familiar como primera medida de cuidado alternativo ante la retirada de la tutela de un niño a sus padres, especialmente para aquellos niños menores de 6 años, el problema es que no hay suficientes familias de acogida.
Las células asesinas pueden ser responsables de la mayoría de fracasos de implantación embrionaria en programas de donación de óvulos, cuando no se detectan anomalías ni en los espermatozoides del marido ni en la morfología de la cavidad uterina