Rescatado del viejo foro: "¿Las embarazadas te persiguen?"

He visto el mensaje de Mpl y me ha recordado lo que ya escribí hace tiempo en el viejo foro. Muchas ya lo conocéis. Lo rescato para las chicas nuevas, con el deseo de que el camino hacia su sueño sea un poquito más llevadero. Besos…

Siempre he llevado bien y con humor los embarazos de las demás. Empezó con el embarazo de mi mejor amiga, un niño precioso que ahora me llama “su novia”. (Huelga decir que a mí se me cae la baba…) Siguió con el de mi prima (casi mi hermana), que lloraba porque ella que no quería quedarse se había quedado, y yo no. Entre risas me tocó consolarla, y decirle que se comprara ropa bonita de premamá ¡que yo la iba a heredar! Ahora tengo una sobrina preciosa, y soy feliz con ella. Después vinieron los segundos embarazos de las amigas, y yo decía que “las gordas” me perseguían apuntándome con sus barrigas. Me dijeron que eso tiene un nombre en psicología, lo de ver por todos lados aquello que deseas y no tienes, hasta que un día se me sentaron ¡tres embarazadas en el autobús, una a mi lado y dos enfrente, por casualidad! Tuve que taparme la boca y pegarme a la ventanilla, porque me ahogaba de la risa. Sí, sí, psicología… jejeje.
Ahora mi hermano está embarazado (ella lleva el niño, y mi hermano la barriga…) Hoy he sabido que es niño, y se llama Mario. ¡Mi niño! ¡Estoy tan contenta!
Pero….. ayyy…. siempre hay un pero. Una amiga de mi marido, con la que tuve un pequeño enganchón hace poco, se ha quedado embarazada al primer intento. Tiene mi edad (36), y nunca había querido hijos. Se lo planteó de repente, y a la primera, ¡bingo! Me lo dijo mi marido, tranquilo, sabiendo cómo reacciono yo ante esto, ¡¡y me puse a llorar!! El caso es que me alegraba por ellos, ¡pero no podía parar de llorar y de sentir que era una tremenda injusticia lo que estaba ocurriéndome! ¡Que no había derecho, que yo más que nadie lo merecía!
Al cabo de una semana pensé que tuve esa reacción debido a mi relación no muy buena con ella, pero que fue un reventón, una válvula de escape, y que no tiene mayor importancia.
Pienso que voy a ser madre, puede que dentro de 10 meses, un año o dos, parido por mí o adoptado. Sé que llegará el día en que me llamarán mamá, en que dormiré poco o nada, en que correré detrás de un enano para que no se meta nada en la boca. Sé que todo el amor que tengo dentro se irá a esa personita gota a gota mientras viva, sé que está ahí, que vendrá. Pero cada cosa tiene su tiempo en esta vida, y ahora es el tiempo de que yo madure esta experiencia vital, me enriquezca, me fortalezca y me haga amar lo que me rodea: pareja, familia, amigos, y todos esos niños que felizmente vienen al mundo, y que me hacen sonreír cuando me miran.


6 meses después rescato este mensaje que escribí. En este tiempo muchas niñas han entrado en el foro y empiezan a dejar mensajes de “embarazadas por todos los lados”…
Por otro lado, me siento en deuda con una persona a la que aludo en este texto…
Mi sobrina Amanda cumple un año dentro de 4 días… es la niña más preciosa que conozco, me quiere, la adoro…
Mi sobrino Mario nació en febrero, y es un pedacito de cielo, hermoso y dulce…
Mi “amiga”… perdió a su bebé a los 8 meses de embarazo… Le detectaron una arritmia al niño, que acabó por ser una malformación en el corazón. Tuvieron que provocarle el parto y nació muerto…
Quiero deciros que esta vez sí que lloré lágimas verdaderamente amargas. No puedo explicar cómo me he sentido… ¡Qué absurdo y qué triste pensar que no era justo…! Injusto es el hambre en el mundo, injusto es el dolor de los niños, injusto es que la gente muera ahogada por intentar tener una vida digna… ¿un embarazo, injusto? ¿Que yo no me quede, injusto?…
La vida es sencilla y complicada a la vez: cada uno anda la senda que le toca, y cada uno se encontrará en ella piedras más grandes o pequeñas que le molesten la marcha. A cada una de nosotras le ha tocado andar un camino, y aunque es posible que en este momento nuestros obstáculos se parezcan, cada una lo afronta de manera distinta: unas rodearán la piedra y seguirán andando, otras la escalarán con esfuerzo y valor, otras malgastarán sus fuerzas intentando moverla, otras se dañarán queriendo romperla, y otras se sentarán en el camino a lamentarse.
Pienso en esa mujer y en su dolor, sentada llorando frente a esa enorme piedra negra que tiene delante. Me veo a mí, agarrada con uñas y dientes a mi pedrusco, que ya no es tan grande como pensé… siempre puedo rodearlo si me canso… pero la cima ya está cerca, sigamos… Espero que ella reúna las fuerzas para rodearlo y seguir su camino, y que en la próxima curva encuentre el alivio para tanto y tanto dolor.


Mis niñas, han pasado dos años y un mes desde que escribí este primer mensaje. Estoy embarazada, a falta de 25 días para salir de cuentas.
Pude escalar mi pedrusco a golpe de tesón, paciencia, dolor y mucho mucho amor. Y al otro lado estaba esperándome la personita más maravillosa del mundo: mi hijo.
Anoche empezó a hacer camino hacia mis brazos, noté los primeros dolores de encajamiento, y sus movimientos intentando acomodarse a tanta estrechez. Ha sido un embarazo fantástico, dulce y divertido. Y no he dejado de pensar nunca en todo el camino que me ha llevado hasta este momento.
Y cada vez que subo al autobús, pienso que quizás haya una mujer mirándome y pensando, “mira, otra embarazada… y yo no puedo…” Entonces sonrío a mi niño, y le pido que mueva las alitas muy muy fuerte, y que le diga a ese niño remolón que deje de enredar por las nubes, que su mami le espera… y deseo que esa mujer consiga encontrar por sí sola la calma que da el saber que todo, todo tiene su ritmo en esta vida, y que llega cuando tiene que llegar… y que mientras tanto, hay que seguir sonriendo a cada barrigota que veamos… dentro hay angelitos que baten alas por todas nosotras…


Mi tesoro ya nació, mi niño tardón, mi angelote que se quedó enredado en las nubes, jugando, lleva con nosotros 10 meses. Es un bebé hermoso, sano, dulce… Cada día despierta sonriéndome, y me asombro de ver cómo la capacidad de amar va cada día en aumento. Nunca pensé que se pudiera querer tanto, y cada día más… Soy una mamá trabajadora, cansada y feliz. Recuerdo aquello que escribí hace años, aquí arriba, y ahora me veo así, corriendo detrás de mi bebote, de cabeza entre el trabajo y mi niño… Y me acuerdo muchísimo de vosotras, aunque no os conozca. Porque yo vi cumplido mi sueño, y desearía lo mismo para cada una de vosotras. Le pido a mi niño angelote, a mi bebé hermoso de mirada dulce que siga moviendo sus alas… ¡y si las agita igual de fuerte que esas piernorras gordas y esos brazotes de portero de discoteca, tened por seguro que vuestros bebés van a bajar volando!
Mucho ánimo a todas.