Me alegra que finalmente hayáis hablado de forma explícita sobre vuestras relaciones sexuales. Y que nadie me entienda mal. Me alegra en parte, ya que lo ideal sería que el tema no hubiera salido a la luz porque todo fuera bien; eso está claro ¿verdad? Llevamos ya unos cuatro años de foro y nunca nadie había hablado claramente sobre sus preocupaciones en este terreno. Así que me permito darle las gracias a "por casualidad" por haberlo sacado. Efectivamente, hablar sobre ello ayuda a sacar esa espinita un poco para afuera y, sobre todo, para comprobar que nadie es un bicho raro.
Hablar sobre vuestras propias experiencias ha provocado cierta tensión entre vosotras, pero lejos de ser algo negativo tan solo constituye un indicativo de que estamos hablando sobre algo delicado, íntimo y controvertido. Efectivamente, hay personas como elsdragon que incluso han visto mejoradas sus relaciones sexuales, pero por desgracia eso no es lo habitual. Habéis anotado un montón de ideas, de sentimientos y experiencias que siento que merece detenerse en ellas. Que la medicación llega a condicionar el estado de ánimo, el deseo, la frecuencia... eso es evidente, ya que se ven afectadas las hormonas, pero también es cierto que no toda la responsabilidad es de la medicación. Los deseos no expresados, los miedos callados, las fantasías de futuro de ambos miembros de la pareja, los desacuerdos en el tipo de tratamiento, la desconfianza en la reacción del otro.., todo ello condiciona también las relaciones en la pareja. La rabia, el rencor, la incomprensión por lo que le sucede al otro, las presiones familiares y sociales..., muchas variables intervienen en el resultado. Vosotras más que nadie sabe de todo eso que está ahí subyacente. Y por supuesto que también influye la salud previa de la pareja antes de someterse a los tratamientos. Por 'salud de la pareja' me refiero al grado de consolidación de la relación, a la fortaleza del sentimiento de amor por el otro. En resumen, no todas las parejas están preparadas para soportar y superar tanto y tanto dolor, tanta desilusión, tanta desesperanza. Efectivamente, si hay una experiencia límite donde la pareja va a demostrar su solidez es precisamente esta.
En multitud de ocasiones he hablado sobre la conveniencia de que en las clínicas se ofrezca soporte psicológico, pero como todas sabéis es una rareza que sea así. En general, se va al grano, se va a sacar el máximo rendimiento económico y poco importa en la mayoría de estos establecimientos que por el camino las personas se dejen la salud o que las parejas se rompan. No os quepa ninguna duda que si por mí fuera, que si de mí dependiera otorgar permisos de apertura a estas clínicas sería un requisito indispensable ofrecer ese servicio para poder operar en el terreno de la infertilidad. Pero vamos a ver ¿quién me escogería a mí ministra de sanidad? Ni un solo minuto me dejarían ejercer los estamentos que controlan el poder económico. Ojalá, como alguien apuntó, que en el futuro sea diferente. De todas maneras, en mi opinión, no sería suficiente con hacer un seguimiento a las parejas, tal como propone Sonisky. Según mi parecer, la consulta psicológica debería hacerse mucho antes de empezar los tratamientos. Justo en el preciso momento en que la pareja empieza a plantearse esa posibilidad. Porque esa cuestionada solidez de pareja, esas desconfianzas, esas culpabilidades calladas, esos sentimientos contrariados, esos deseos no expresados.. tendrían que ser expresados y trabajados de forma previa. Sería algo así como hacer un diagnóstico de la pareja para luego hacer un pronóstico en cuanto a su grado de resistencia. Sólo así la pareja podría elegir o no el inicio de esos tratamientos. Si después de un estudio a alguien le dijeran que existen altas probabilidades de que su pareja se iba a romper en caso de iniciar ese camino ¿qué elegiría? Algunas parejas quizás renunciarían, otras igual optarían de entrada por la adopción...
En cuanto a la situación de 'por casualidad', efectivamente, habría que plantearse buscar ayuda profesional. No de un especialista en sexualidad sino de un buen terapeuta de pareja. El sexo no es tan solo la expresión de un deseo por un cuerpo, sino también la expresión de la calidad de la relación, la expresión de la confianza, del cariño, de la complicidad... Hay que buscar qué eslabones se rompieron por el camino, ver qué pasó en la relación para que ese deseo no pueda ser expresado. Ver qué miedos se impusieron, ver qué fantasías aplastaron a otras fantasías. En suma, deshacer en terapia ese ovillo que fue construyéndose poco a poco a base de nudos difíciles de digerir. Con ayuda de un experto es posible deshacerlo para poder reconstruirlo. En algunos casos, no obstante, constituirá una tarea imposible obtener un hilo suficientemente consistente como para volver a construir una historia, es cierto, pero siempre merecerá la pena probarlo si sentís que hay verdadero amor por la otra persona. Está en vuestras manos y en las de vuestra pareja.
El sentimiento de autosuficiencia en estos casos de poco sirve. Reconocer que necesitamos ayuda lejos de ser una debilidad es un signo de inteligencia y de amor por nosotros mismos.