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La biotecnología está próxima a crear óvulos a partir de células de piel



La posibilidad de producir gametos —óvulos y espermatozoides— a partir de células adultas provenientes de cualquier tejido de un ser humano está en sus primeros y prometedores pasos, aunque no exenta de dilemas éticos. El desarrollo de esta técnica podría ayudar a personas con padecimientos como la azoospermia —la nula producción de espermatozoides— u otras condiciones asociadas a la infertilidad, puedan concebir descendencia propia.

Este desarrollo científico tiene sus bases en el método desarrollado por el investigador médico japonés Shinya Yamanaka, que reprograma células adultas para convertirlas en pluripotentes, un tipo de célula madre capaz de especializarse para generar la mayoría de los tejidos de un organismo. A las células madre pluripotentes conseguidas con este método se les designa como células madre pluripotentes inducidas o IPS, por sus siglas en inglés.

La técnica consiste en tomar, por ejemplo, una célula epitelial o sanguínea de cualquier organismo animal, e introducir en ella varios genes en su ADN —usando como vehículo un retrovirus— que la reprogramarán, provocando que se desdiferencíe, es decir, que deje de ser una célula especializada de la piel o la sangre, y se vuelva una célula madre pluripotente capaz de devenir en una célula de otro tipo.

Por este descubrimiento Shinya Yamanaka y el biólogo del desarrollo británico John Gurdon, se hicieron con el premio Nobel en Fisiología o Medicina del 2012. Este avance médico se considera uno de los mayores logros alcanzados hasta ahora en el campo de la investigación biológica. Ha permitido, además, generar células madre a partir de otra técnica en la que no estén implicados embriones humanos, una de las limitantes éticas en este campo de investigación en particular.

Teniendo como base las IPS, el siguiente paso para llegar a la generación de gametos sintéticos es justamente lograr que las células madre pluripotentes se transformen en óvulos o espermatozoides.

Crear óvulos de ratón a partir de su cola

En noviembre del 2016, los científicos japoneses Mitinori Saitou y Katsuhiko Hayashi publicaron en la revista Nature un artículo en el que describen cómo consiguieron crear óvulos funcionales de ratón a través de células madre pluripotentes obtenidas de las células de la cola. Es la primera vez en la historia de la biología que se han creado óvulos sintéticos fuera de un animal. Con los óvulos artificiales se logró producir ocho ratones, mismos que nacieron sanos y lograron a su vez reproducirse.

Este año, en Japón se realizó el primer trasplante de retina fabricada a partir de células de la piel de un donante. Las células epiteliales se reprogramaron a células madre pluripotentes inducidas, para luego convertirlas en tejido de retina. El receptor del trasplante sufría de degeneración macular. Mitinori Saitou explicó en una entrevista publicada por el MIT Technology Review que a pesar de este logro las células madre pluripotentes, la creación de gametos sintéticos no está en la agenda de la investigación en Japón, debido a que el gobierno aún prohíbe el uso de este tipo de células para generar un embrión.

A pregunta expresa del articulista del MIT Technology Review, Katsuhiko Hayashi, el otro investigador japonés involucrado en la obtención de gametos sintéticos en ratones, apresuró con reservas un plazo para la creación de gametos sintéticos humanos: de 10 a 20 años.

Problemas éticos

Cualquiera que sea el plazo, este desarrollo está cerca, lo que obliga a pensar en los problemas éticos que le pueden acompañar. Uno de ellos tiene que ver con los peligros de la eugenesia, la manipulación y selección de los factores hereditarios para la mejora de los humanos. La creación de gametos sintéticos, combinado con la edición de genes a través del sistema CRISPR/Cas, permitiría la modificación genética de la línea germinal, que si bien posibilitaría la eliminación de trastornos graves como la esclerosis lateral amiotrófica al detectar y eliminar los factores que precursores de la enfermedad antes incluso de la concepción, también permitiría la generación de humanos mejorados con técnicas sólo al alcance de algunos, situación que profundizaría, por ejemplo, el problema de la desigualdad social.

El otro gran riesgo que conlleva es el modificar el patrimonio genético de los humanos. La diversidad genética constituye la materia prima de la evolución biológica, y da la oportunidad a las especies de desenvolverse bajo diferentes condiciones ambientales, constituyendo por tanto un recurso de supervivencia a largo plazo de la propia especie. La pérdida de la variabilidad genética que podría provocar la manipulación biotecnológica, reduciría la eficacia biológica de los humanos para adaptarse al ambiente.

En entrevista para el MIT Technology Review, Renee Reijo Pera, investigadora dedicada a desarrollar gametos sintéticos humanos, nos recuerda que antes de los peligros derivados de la manipulación genética existe un drama humano: el de las personas que desean tener descendencia pero que están físicamente imposibilitadas para ello. “No veo algo como la gametogénesis in vitro como algo aterrador. Veo a un grupo de personas que está sufriendo”, declaró la también vicepresidenta de investigación de la Universidad Estatal de Montana en Estados Unidos.