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«No tienen derecho, me han impedido ser padre, no podré coger en brazos a un niño que se parezca a mí»



Javier se pregunta una y otra vez por qué. Pero no hay respuesta. Solo un «perdón, usted está en su derecho a reclamar, hemos vaciado todos los tanques de congelación pero no hemos encontrado sus muestras de semen». Este paciente exige 200.000 euros a Sanidad de la Comunidad de Madrid en concepto de daño moral de enorme gravedad por haber perdido el Hospital Ramón y Cajal las muestras de semen congelado que preservó antes de someterse a uno de los tratamientos de quimioterapia más agresivos tras ser diagnosticado de linfoma de Hodgkin.

«No tienen derecho, me han impedido ser padre, no podré coger en brazos a un niño que se parezca a mí o a mis padres», lamenta Javier sin poder terminar las frases debido al llanto. «Solo quiero tres cosas: que se depuren responsabilidades, saber si hay otros casos como el mío, es decir, si hay más muestras perdidas y, por último, que me dejen elegir el siguiente paso, un vientre de alquiler, un nuevo donante de esperma…Cualquier nueva opción costará un dinero que no tengo».

La aseguradora de la comunidad de Madrid, Sham, no pagará la cifra exigida «ni ninguna similar», asegura el abogado del paciente, Javier de La Peña, de Lex Abogacía. La única solución que le dieron a Javier ha sido ofrecerle un donante que se parezca a él. Pero ni él ni su pareja han tomado una decisión aún. «Ella quiere que sea yo el elija. Me ha acompañado siempre, me conoció y a los seis meses me sometí a un trasplante, ahora esto…La enfermedad la he aceptado pero esto no por que ha sido por negligencia», lamenta Javier.

Este hombre confiesa que sabía que perdería la fertilidad tras el duro tratamiento que pasó (y después de haberse sometido a dos trasplantes de médula ósea también en el Ramón y Cajal). Por eso, decidió hacer las primeras dos donaciones en 2001. Cuatro años más tarde él y su novia decidieron tener un niño, y como las listas de espera en el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá eran menores decidieron llevar a cabo la fecundación in vitro allí. Pero las cosas empezaron a enrarecerse. «Recibí una llamada del Ramón y Cajal de una mujer que me preguntó si seguía interesado en las muestras. “¿Pero cómo es posible que me lo preguntes si ya he iniciado los trámites?”, le dije. Me contestó: “Vale, perdón”, y colgó».

Después de esta llamada llegaron las malas noticias. Lo contactó una doctora para decirle que había surgido un problema con sus muestras. «Lo recuerdo perfectamente, me tuve que sentar porque me empezaron a temblar las piernas. Sabía lo que iba a pasar y le pedí que me lo dijera de una vez». Después de esa conversación pidió explicaciones por escrito y en una carta le dijeron que no tenían obligación de conservar el semen por más de 5 años de acuerdo con la Ley de Reproducción Asistida. Jamás le habían notificado de esto previamente, ni siquiera en 2015 cuando empezó los trámites. Una vez en el Hospital lo recibieron tres facultativos y la versión fue muy distinta. «El doctor fue muy franco, se disculpó por la excusa de los términos legales y me dijo que habían vaciado todos los tanques de congelación pero que las muestras no estaban, que me pedían perdón». Javier sigue hoy esperando una respuesta de Sanidad de Madrid.