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Se abre el grifo de la adopción



Clara y Miguel son la envidia de decenas de personas y parejas que sueñan con tener su misma suerte. Se trata de potenciales madres y padres adoptivos apuntados en una larga lista de espera y que aguardan impacientes una llamada que, de producirse, cambiará para siempre sus vida. Es lo que les ha pasado a ­Miguel y Clara. La buena noticia para los candidatos que han optado por buscar a esos hijos sin moverse de Catalunya –al igual que hizo en su día esta pareja de Sant Feliu de Llobregat– es que el grifo de esas adopciones nacionales ha vuelto a abrirse.

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O para ser más concretos: desde hace unas semanas se valoran y estudian de nuevo las peticiones de las personas y parejas dispuestas a adoptar sin moverse de su territorio, tal y como confirma Agnès Russiñol i Amat, directora de l’Institut Català de l’Acolliment i de l’Adopció (ICAA). Una tarea que no se hacía desde el año 2011, cuando las valoraciones de los candidatos quedaron en suspenso al triplicar la cifra de demandantes el número de niñas o niños susceptibles de ser adoptados en Catalunya.

Hay una lista de espera de casi un millar de potenciales padres para sesenta menores

Durante estos casi ocho años de inactividad se han acumulado en las oficinas de la Generalitat alrededor de 900 peticiones en la que se conoce como “lista ordinaria”. Es la de los niños que a priori no padecen ninguna alteración de conducta u otras dolencias y que suelen entregarse a sus nuevos padres cuando aún no han cumplido los tres años. En esa lista estaba Maria. Es la hija mayor de Clara y Miguel. Se la entregaron en el 2013 (la niña tenía dos años y medio) fruto de una petición formulada en el 2009, cuando las valoraciones de la lista de candidatos a adoptar en Catalunya aún no estaba en suspenso.

La buena noticia de la reactivación de los estudios de idoneidad choca con otra realidad, que seguro no escapa a los potenciales padres y madres adoptivos que esperan, algunos desde hace años, una respuesta a su petición. Los candidatos a adoptar se acercan al millar, cuando, si se hace caso de las estadísticas sobre adopciones de los últimos años en Catalunya, la “oferta” en esta cartera de niños, que incluye tanto los de la “lista ordinaria” como aquellos menores con “condiciones especiales”, no llega a los 70.

Ahora el estudio de idoneidad determinará cuántas parejas siguen aún interesadas

Aunque esa cifra de candidatos podría quedar reducida en las próximas semanas, augura Russiñol. “Hemos empezado a contactar con esas personas y parejas que se han ido apuntando a esta lista en los últimos siete años –aún sabiendo que sus casos no iban a ser ­valorados– y no es descabellado pensar que las intenciones de algunos de esos candidatos o sus situaciones personales hayan cambiado, por el tiempo transcurrido desde el día en el que presentaron las peticiones”.

Cuatro años, que fueron los que esperaron Clara y Miguel hasta que Maria entró en su casa, pueden hacerse eternos para esas parejas dispuestas a adoptar. Casi ocho años, que es lo que han aguardado algunas de las parejas que ahora empezarán a ser valoradas, es el doble de lo que esperaron ­Clara y Miguel. Y en ese tiempo han podido pasar muchas cosas en la vida de esos candidatos, ahora más cerca que nunca de recibir esa anhelada llamada si son elegidos. Russiñol asegura que todavía es muy pronto para dar una cifra de candidatos descartados, entre el millar que conforman la lista de ­espera, tras reactivarse los estudios de idoneidad. “Estamos ­empezando a hacer esas valora­ciones”, revela.

Para los pequeños con condiciones especiales sólo hay una decena de solicitantes

Otra cosa muy diferente es la realidad que impera en la lista de adopción de menores con “condiciones especiales”. Aquí no hay tanta demanda. Ni tampoco ha sido necesario, en ningún momento, dejar en suspenso las valoraciones de candidatos a adoptar. De hecho, según informa el ICAA, en estos momentos sólo hay diez candidatos en toda Catalunya dispuestos a iniciar los trámites de adopción de niñas o niños con problemas de conducta, discapacidades físicas, dolencias mentales, problemas de desarrollo o con edades superiores a los siete años. Esa es la lista de los olvidados, la de los menores con todos los números para ser adoptados, pero con muy pocas probabilidades de ser tocados por la fortuna, que en este caso sería encontrar un hogar con nuevos padres para abandonar el centro de la Generalitat en el que viven.

Francisco es uno de esos niños de la lista de menores con “condiciones especiales” al que la fortuna ha sonreído. Es el segundo hijo adoptado por Clara y Miguel. Tiene once meses y hace dos que vive con este matrimonio de Sant Feliu de Llobregat. Tras la satisfactoria experiencia con la adopción de Maria, de la “lista ordinaria”, esta pareja ha elevado el listón de su generosidad para ofrecer un hogar a otro hijo, conscientes de que la apuesta es mucho más arriesgada. Francisco tiene unos antecedentes que plantean riesgos en su de­sarrollo. Una circunstancia que reduce los candidatos a adopción, pero que agiliza los trámites burocráticos. De la petición a la preadopción de Francisco sólo han pasado dos años.

Reducir presión a la lista

Reducir la lista de menores susceptibles de ser adoptados siempre es un éxito. Lo afirma Agnés Russiñol, directora de l’Institut Català de l’Acolliment i l’Adopció (ICAA). Cuando esto se consigue, la explicación del porqué no alberga dudas: la administración ha conseguido retornar a más niños a sus familias biológicas tras un problema puntual que ha llevado a esos menores a un centro tutelado.

Es una realidad que se está repitiendo, revela Agnés Russiñol, en los últimos años. Una afirmación constatada con un simple repaso a los datos estadísticos. Los expedientes de adopción cerrados en Catalunya han experimentado en los últimos años un destacado descenso. Se ha pasado del más del centenar de casos a los 62 registrados el pasado año. Y eso no quiere decir, recalca la directora del ICAA, que haya ahora menos niños susceptibles de ser adoptados que años atrás. La cifra de menores que hay que tutelar por problemas con su familia biológica se mantiene, pero la intervención de la administración, insiste Russiñol, favorece que “muchos de ellos puedan ser retornados a sus padres biológicos, que siempre tiene que ser el primer objetivo”.

Requisitos para entrar en la lista de potenciales adoptantes

1 Personas (no es necesario vivir en pareja) mayores de 25 años que tengan, como mínimo, 14 años más que la persona adoptada.

En caso de parejas (sin importar sexo) hay que demostrar una convivencia estable.

2 Los requisitos exigidos requieren un equilibrio personal adecuado. Estabilidad acreditada, en el caso de las parejas. Y salud física y psíquica que permita la atención al niño.

3 Hay que demostrar, asimismo, en las entrevistas previas que se pueden ejercer funciones parentales que incluyan cubrir todas las necesidades y carencias de una niña o niño susceptible de ser adoptado

4 En la fase de evaluación los técnicos deben de determinar que la situación económica de los potenciales adoptantes permitirá cubrir todas las atenciones que precisará el menor.

5 Durante la evaluación de idoneidad, la administración comprobará también que el domicilio en el que va a vivir ese menor reúne todas las condiciones para su bienestar.

6 Los candidatos en ningún momento podrán formular su petición basándose en el sexo del menor susceptible de ser adoptado.

7 Siempre se exigirá la aceptación de la herencia biológica del niño, así como la aceptación y respeto de su historia, identidad y cultura.

8 En el caso de optar por la adopción de menores incluidos en la lista de “condiciones especiales” los potenciales padres adoptivos serán informados con antelación de las dolencias o particularidades de las niñas o niños. En estos casos, el trabajo de los técnicos pasa por determinar qué perfiles se adaptan mejor al entorno y hábitos de los candidatos