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Técnicas de reproducción asistida: guía esencial para el embarazo



Muchas parejas, por causas diversas, pueden encontrar ciertos problemas a la hora de concebir. Actualmente, recurrir a técnicas de reproducción asistida es una práctica muy común, tanto en parejas que no consiguen hacer realidad su sueño de ser padres, como en parejas de mujeres o mujeres que no han encontrado el hombre con el que formar una familia. Las tasas de éxito de estos tratamientos son cada vez más altas, llegando a ser en el caso de algunos tratamientos como la donación de óvulos, de más del 60%.

De forma general, se puede decir que existen básicamente dos tipos de tratamientos de reproducción asistida: la inseminación artificial y la fecundación in vitro. 

La inseminación artificial es el proceso por el cual se consigue depositar el semen en el tracto reproductor de la mujer, concretamente en la cavidad uterina, aumentando, así las probabilidades de éxito. Es, en pocas palabras, una forma de facilitar que los espermatozoides lleguen al lugar idóneo para que se produzca la fecundación. Aunque hay que individualizar cada caso, la inseminación está indicada, en principio, en mujeres menores de 38 años con trompas permeables que vayan a usar semen de banco o, en caso de usar el semen de su pareja, que este sea normal o tenga alteraciones leves. En este proceso se puede emplear semen de la pareja o bien una muestra procedente de un donante anónimo.

La fecundación in vitro consiste en la unión del óvulo y el espermatozoide en el laboratorio para, posteriormente, transferir el embrión fecundado al útero de la mujer. En este proceso se pueden emplear espermatozoides y óvulos propios o bien procedentes de donantes anónimos, según las condiciones específicas de cada caso. 

Una técnica particular de la fecundación in vitro es la conocida como microinyección espermática o ICSI. En este caso, el proceso consiste en introducir el espermatozoide en el ovocito mediante el uso de una aguja, resultando un procedimiento con un mayor índice de éxito.

Pero, ¿de qué depende el éxito de una técnica de reproducción asistida? 

Técnicas de reproducción asistida: guía esencial para el embarazo

A continuación, se muestran algunos factores que pueden influir en el éxito de un tratamiento de inseminación artificial:

  • Calidad del semen. El semen que se emplea en este tipo de técnicas debe presentar un buen recuento de espermatozoides con movilidad progresiva y morfología normal.
  • Estimulación ovárica. Consiste en ayudar al desarrollo de los folículos mediante la inyección subcutánea de medicación hormonal. Su uso, en los ciclos de inseminación, puede aumentar las posibilidades de éxito respecto al ciclo natural.
  • Inseminación. Consiste en la colocación, con la ayuda de una cánula fina y flexible, de los espermatozoides en el interior del útero. De esta forma, se acorta la distancia entre los espermatozoides y el ovocito, facilitando el proceso.
  • La edad de la mujer. Este es un factor fundamental en un tratamiento de reproducción asistida. La fertilidad de la mujer cae con la edad y el éxito de la inseminación artificial desciende a partir de los 38 años por cada mes e intento que se realice una vez superados los 35 años.
  • Número de inseminaciones por ciclo menstrual. En algunos centros se lleva a cabo una inseminación por ciclo, coincidiendo con la ovulación inducida provocada por la administración de hormonas. En otros centros se hacen dos inseminaciones, la segunda 24 horas antes de esa ovulación. No se han observado diferencias en cuanto a tasa de embarazo si se realizan una o dos inseminaciones por ciclo.
  • Número de ciclos. Aunque hay que individualizar cada caso, se recomienda hacer un máximo de cuatro intentos de inseminación artificial. Si se han tenido hasta 4 intentos fallidos, lo más aconsejable es pasar a fecundación in vitro para aumentar la probabilidad de éxito.

Teniendo en cuenta estas indicaciones sobre técnicas de reproducción asistida, llegar a alcanzar el sueño de muchas parejas está más cerca con la ayuda de los centros de reproducción asistida, en los que los especialistas en medicina reproductiva trabajan día a día para mejorar sus tasas de éxito y conseguir que todas las parejas puedan convertirse en padres.