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“Yo era una madre homófoba, hasta que mi hija y su mujer me dieron una nieta”



 

Imagen eliminada.

Me llamo Teresa, tengo 62 años, estoy casada hace 39 y tres hijos. Andrea es la única chica y la pequeña.  

Yo fui la última en enterarme que Andrea era lesbiana. Se lo contó a sus hermanos y a su padre. Yo supe casi un año después, y tenía razón porque fui la única que no la apoyó.

No entendía por qué, me sentía culpable, me daba pena, creía que nunca iba a formar una familia y estaría siempre sola. Desde que lo supe decidí hacer como que nada pasaba, como que eso no existía. Hasta que un día llegó a la casa con una chica que se llamaba Isabel.

Me pareció una chica agradable, guapa, y pronto conquistó a toda la familia. Yo le tenía aprecio, claro, pero aún así prefería que no estuviera con mi hija, mi mayor deseo era que Andrea conociera a un chico y se casara con él.

Ese sueño pronto dejó de ser real porque las chicas nos anunciaron que iban a casarse. Yo me puse a llorar y no precisamente de la emoción. Mis hijos se enfadaron conmigo y dijeron que ya tenía que superar todo. Para ellos era fácil decirlo, su época es diferente a la época en la que yo nací.

Como iban a casarse tuve que empezar a contárselo a mis amigas y familiares. Me daba vergüenza, creí que iban a juzgarme, pero todo el mundo se lo tomó mejor que yo.

Desde ese día intenté hacer un esfuerzo por aceptarlo, pero secretamente en mi corazón seguía sufriendo porque quería que mi única hija fuera heterosexual.

La boda fue bonita, conocí a muchas otras parejas de chicas, amigas de Andrea e Isabel.  En la misma boda anunciaron que nada más volver de la luna de miel su objetivo sería embarazarse. Al principio me dio miedo, por el niño, porque tendría una familia diferente, porque eso podía ser motivo para que lo acosaran en el colegio. Pero además de miedo me ilusionaba la idea de ser abuela.

Un día Andrea me llamó por teléfono. “¿Qué haces mañana? ¿Quieres acompañarnos a la clínica de fertilidad?”. Tenía curiosidad así que fui con ellas. ¿Cómo irán a tratarnos al ver que es son una pareja de mujeres?

Llegamos a FIV Madrid y nos trataron estupendamente, no les parecía raro que fuera una pareja de mujeres, al contrario, estaban muy habituados a embarazar a mujeres lesbianas.

Fueron encantadores y nos explicaron cómo sería el tratamiento. Andrea se iba a embarazar con el óvulo de Isabel, lo que se llama el método ROPA. La tasa para conseguir un embarazo con este tratamiento es muy alta así que nos sentíamos muy optimistas

Las acompañé durante todo el proceso, en las ecografías para ver los óvulos, en la transferencia, ayudaba a Isa con la hormonación. Cada vez me sentía más feliz e ilusionada. Un día viernes teníamos que hacer el examen de sangre para ver si había embarazo, el jueves vinieron a cenar y me trajeron un regalo. Una taza que decía “Aquí toma el té la mejor abuela”. Ellas no habían podido esperar y se habían hecho un test de farmacia. Era positivo.

Fue precioso acompañar a las chicas en el embarazo y en la preparación de todo para mi nieta. Cuando supe que era una niña fue una gran alegría. Era lo que más quería.

Emma, mi nieta, llegó a cambiarlo todo para todos.  Yo era una madre homófoba, porque aunque aceptaba a mi hija, lo hacía entre comillas. Me daba vergüenza que la gente supiera que mi hija era lesbiana, en el fondo siempre deseaba que se “convirtiera” mágicamente en heterosexual. Pero mi nieta me enseñó de aceptación y de amor.

Hoy sé que es lo mejor que nos pudo pasar. Que ella solo está aquí porque es el fruto del amor entre dos mujeres maravillosas. Nada más.

Y esto de ser abuela se me da tan bien que ya las estoy convenciendo de que volvamos a FIV Madrid por el siguiente. Hasta mi marido se ha entusiasmado y quiere más nietos.