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Hola, chicas.
Aquí una mami agotada… llevo todo el día sin salir de casa porque nos hemos levantado tarde (después de que el enano nos diera una “serenata” a las 3 de la mañana y no se durmiera luego ni p’atrás…). Como le ateté a eso de las 3 y media, a ver si se dormía (pero no…) se ha despertado sobre las 12, y en esa toma es cuando a partir de hoy tenía que meterle el pollo en la papilla. Total, que como no me ha dado tiempo, le he preparado el “brebaje” para la toma de las 4 de la tarde (que digo yo que no me extraña que lo rechace, porque a ver quién es el guapo que se traga una mezcla de leche, cereales y pollo cocido sin sal… ¡y menos de buenas a primeras!) Sabía que la cosa sería difícil, porque ya he comprobado que los cambios no los lleva demasiado bien, pero la cosa ha superado mis expectativas. ¡¡Casi 3 horas desde la teta hasta que me he rendido con el experimento papillil!!
Como era muy poquita cantidad de pollo, primero lo he intentado con el bibe que tiene la tetina de tres posiciones que es una rajita. Como no iba bien la cosa, pasé a volcarlo en una tacita y a darle cucharadas. La verdad es que no las rechazó apenas, pero imagináos unos 160 ó 180 ml de papilla prácticamente líquida cucharadita a cucharadita en las cucharitas éstas blanditas de bebé, que apenas cabe una uña!!!!! Así que volví a la carga con el bibe, pero esta vez con otros con tetina para papillas, esas que tienen el agujero en forma de “Y”; pero se empapaba entero porque no era lo suficientemente espesa… así que ya, el último recurso: le colé la papilla, el líquido que no se quedó por el camino (el colador tenía un agujero arriba y se salió la mitad…) lo eché al bibe de la rajita, y lo más sólido lo puse en la tacita para dárselo a cucharadas.
Hijas, más no he podido hacer. Y aún así, se lo ha dejado casi todo; aunque al menos algo ha tomado y se va haciendo a las cucharadas…
Total, que el rato que tenía pensado para ir a la calle y pasear abrigadita pese al frío, ¡¡a tomar!! Y encima se me ha puesto una maaaaalaaaa leeecheeeeee que no veáis… porque he manchado mil cacharros, él se ha puesto perdido pese a todos mis despliegues técnicos y al final para nada. Y mañana, otra vez el suplicio. Y así toda la semana. Menos mal que el finde se lo dará mi marido, porque a mí me da algo.
La verdad es que en días así me apetece volver a currar y dejar de sentirme la chacha de la casa, porque mi marido apenas hace gran cosa de las tareas de la casa, salvo darle una limpia superficial un día a la semana y algún fregado de cacharros ocasional. Yo tengo que planificar las comidas, tenerlas listas para cuando viene del curro, limpiarlo todo, poner lavadoras, recogerlas (si por él es, se pueden pasar 5 ó 6 días tendidas, que no las recoge si no se lo digo…), y atender al nene todo el día y por la noche. Me jo** cantidad que siempre me diga refunfuñando cabreado que él no se puede encargar del niño, dormirle, porque trabaja al día siguiente, cuando se le da de lujo, mucho mejor que a mí (tarda muy poquito) Y es que estoy requemá porque esta madrugada me tocó acunarle un buen rato, pero como no valía de mucho, me tuve que levantar, le ateté, le acuné de nuevo, le canté, le acaricié la cabecita y la cara… para nada. Estaba hiperactivo y con los ojos como platos. Para colmo de males, tenía insomnio (yo) y no había pegado ojo desde que nos acostamos, y además me dolía la cabeza y la espalda. Así que dejé al niño en la cuna y me metí en la cama porque no podía más. Le dije que si lloraba, que llorase, que lo había intentado todo y que no era capaz… Pues se cabreó, se levantó, le durmió, y ya me dijo que hoy hablaríamos… ¡¡Aisssss, qué mala hostia llevoooo!!! Que digo yo que me parece bien que el que curra se “libre” de las tareas nocturnas, pero si hago todo lo humanamente posible y al llorar te va a despertar, ¿no es mejor que ya que te despiertas le duermas y todos contentos??? Pues no. Es capaz de estar tumbado con los ojos cerrados pero despierto aún a sabiendas de que yo ando de “misión imposible”
¡¡¡Uffff… qué quemazón!!! Y todo para que luego me tire todo el día en casa haciéndole la comida, poniendo la lavadora y tirándome 3 horas peleándome con el enano para que coma y duerma luego, y él llega del trabajo, y al cabo de una hora se pira a jugar al fútbol con los amigos. ¡¡¡Si lo sé me hago lesbiana, os lo juro!!! La vida debe ser mucho más faćil en ese aspecto con otra mujer!!!!!!
En fin. Pues esas son las novedades, que ayer fuimos a la pediatra, ese ser independiente y libre que lleva unas pautas opuestas a las de los otros pediatras, porque nos hace meterle el pollo esta semana, la siguiente las verduras y al final las frutas. ¡¡Y pollo con leche y cereales!! En fin, que no me extraña que el pobre no lo quiera ver ni en pintura (aunque con la cuchara se divertía a ratos…) Os pongo una fotito del momento final. Ya está limpio para todo lo que llevaba encima y alrededor, ¿eh?
Aissss, niñas… lamento la parrafada, pero me tenía que desfogar. Y me tengo que pirar, que como estoy sola (¡¡qué raro!!) Diego está berreando dede hace un rato (¿¿cuándo se entretendrá solito…??)
Besos a todas…
¡¡¡Ah…!!! Diego también quiere a la perrona. El otro día tuvimos sesión de fotos y fue una muestra del amor recíproco que se tienen. ¡Miedo me da cuando empiece a gatear y a andar!! Que ésta es muy loca y sólo tiene 5 años perrunos… aún le queda cuerda p’a rato!!!
Besetes!!
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