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El exministro de trabajo Manuel Pimentel admite ser el padre del hijo de la presidenta Alicia Sanchéz Camacho



El exministro de trabajo Manuel Pimentel reconoció a finales de septiembre ser el padre biológico del hijo de la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, tras una demanda de paternidad convenida entre ambos, según una información que publica el diario El Mundo.

Camacho se quedó embarazada en 2005 mediante un tratamiento de fecundación in vitro, por lo que parecía claro que había sido a través de un donante anónimo.

Después de un largo proceso para intentar ser madre, la catalana encontró la solución a sus problemas de fertilidad en la sede que el prestigioso Institut Marquès tiene en el barcelonés barrio de Pedralbes. Sin embargo ahora, siete años después, se ha conocido que el donante fue el exministro de Trabajo y Seguridad Social del primer Gobierno de José María Aznar.

La líder del PP catalán dio a luz tras cumplir los 40 años, y aseguró entonces que el donante era anónimo, ya que la ley impide facilitar la identidad del padre salvo que haya una demanda de por medio o que éste lo reconozca voluntariamente. Ni siquiera sus colaboradores más directos conocían esta información y suponían que la maternidad se había producido gracias a un banco de semen.

Según la información, Pimentel habría mantenido un estrecho contacto con su hijo durante estos siete años, mediante llamadas telefónicas y con constantes desplazamientos hasta Barcelona, donde reside Manuel Pimentel Sánchez-Camacho, nombre con el que el niño ha sido inscrito en el Registro Civil. El exministro sevillano, de 52 años, conoció a Sánchez-Camacho cuando ambos coincidieron en el Ministerio de Trabajo, donde ella estaba a las órdenes del andaluz como directora del Instituto Nacional de Seguridad en el Trabajo.

Desde 2004 el exministro se ha mantenido fuera de la actividad pública, que abandonó por su oposición a la guerra de Irak. Además, es uno de los pocos ministros que dimitió por “responsabilidades políticas”, después de descubrirse que su colaborador Juan Aycart tenía una empresa de formación y cobraba subvenciones millonarias del Inem.