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El yoga, un aliado para la fertilidad



El yoga es una de las prácticas más recomendadas para realizar durante el embarazo por sus múltiples beneficios, tanto para el feto como para la futura mamá. Pero lo que no es tan conocido es que esta disciplina milenaria también constituye una eficaz herramienta para todas aquellas mujeres que buscan quedarse embarazadas y están sometidas a un tratamiento de fertilidad. “El ejercicio físico mejora la circulación sanguínea, facilita la eliminación de toxinas y ayuda a nuestro cerebro a secretar endorfinas… A través de posturas específicas, el yoga permite, además, estimular nuestro sistema reproductivo”, explica Stepanie Toulemonde, cofundadora de She Oak (www.sheoak-barcelona.com), asociación sin ánimo de lucro que proporciona un apoyo global -psicológico y emocional y fisiológico- a todas las personas que quieren ser padres, a través de terapias naturales, la nutrición y el yoga. En este último apartado, pionero al haber creado hace algo más de un año en Barcelona una clase semanal enfocada a la fertilidad.  

De hecho, todavía se trata de una vertiente del yoga un tanto desconocida por el gran público pero que, según la experta, puede resultar muy positiva. No obstante, insiste en que se trata de un método complementario y que, de ninguna forma, reemplaza al tratamiento médico (ya sea fecundación in vitro o inseminación artificial). Por supuesto, la consulta al especialista antes iniciarse en cualquier actividad física es obligatoria. 

¿Cómo puede ayudar el yoga a la hora de concebir? 

Para muchas mujeres la concepción es un complicado proceso. “Tratamos la fertilidad desde un punto de vista muy integrador y global, tanto a nivel físico como emocional; por ese motivo proponemos el yoga como una práctica herramienta de ayuda”, asegura Stephanie. Su objetivo es doble: “Por un lado, reducir los niveles de estrés cuando nos enfrentamos a dificultades (ya que se trata de un proceso en el que hay muchas emociones, tanto positivas como negativas) a través de la respiración y la relajación. Por otra parte, la sesión de yoga supone un paréntesis en el que la mujer se concentra en la globalidad de su propio cuerpo; consiste en regalarte este momento para reconectar con él, algo básico en estos procesos ya que suele estar muy machacado”. 

Cómo es una sesión 

El objetivo de las clases (guiadas siempre por ‘yogaterapeutas’) es favorecer el movimiento y la flexibilidad, sobre todo, de la parte media del cuerpo, aspectos que pueden resultar muy beneficiosos a la hora de concebir. A diferencia de otras modalidades de la disciplina, este se trata de un yoga terapéutico, centrado en ayudar a superar problemas físicos. Las sesiones tienen una duración en torno a las hora y media y a ellas solo asisten mujeres. Todas comienzan con una puesta en común en grupo en la que las asistentes hablan y comparten sus experiencias, algo que, en opinión de Toulemonde, resulta muy enriquecedor y de gran ayuda. A continuación, se empieza con la parte física en la que, a través de la realización de determinadas posturas y en sincronía con la respiración, se contribuye a que tanto la circulación de la sangre como la energía fluyan correctamente. 

En ella, las terapeutas suelen trabajar con posturas que favorecen la conciencia, el cuidado y la flexibilidad de la zona pélvica. Des de el centro nos explican que el enfoque de la clase se centra en el objetivo de soltar, relajar y tomar conciencia de las tensiones del cuerpo para así aportar herramientas que alivien los momentos de estrés que a menudo acompaña el proceso de fertilidad asistida. 

Asimismo, la respiración se trabaja durante toda la sesión. Al principio y al final, con un pranayama (ejercicio para controlarla) clásico en una postura estática, y durante la clase acompañando el movimiento e integrándolo en las secuencias para favorecer la concentración en el momento presente, en el cuerpo y en las sensaciones que puedan surgir.

Resultados positivos 

Aunque se trata de un complemento a tratamientos médicos y otras terapias naturales que lleva poco tiempo en práctica, los resultados son bastante esperanzadores y ya ha habido varios casos de embarazo. No obstante, Stephanie se muestra cautelosa: “Es muy difícil valorar lo que ha funcionado, porque todos los embarazos fueron por fecundación in vitro, pero está claro que todo ayuda y suma. Todas comprobaron que el yoga les ha ayudado muchísimo a relajarse y a reconectar con su cuerpo. El hecho de compartir con otras mujeres en situaciones parecidas también han sido un punto clave”.