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Inés Madrigal, de 44 años, volvió a sufrir al tener que recordar que ella fue «un regalo» del ginecólogo a su madre adoptiva.



Lo negó todo. El exdirector de la madrileña Clínica San Ramón, el doctor Eduardo Vela, se desvinculó ayer de una supuesta trama dedicada a la compraventa de bebés y de su participación en el presunto robo de una recién nacida en 1969. Así lo confirmaron fuentes jurídicas después de que Vela prestase declaración como imputado ante la titular del Juzgado de Instrucción número 46 de Madrid.

Su declaración es consecuencia de la denuncia interpuesta por Inés Madrigal, presidenta de SOS Bebés Robados de la Región de Murcia, que busca desde hace años a su madre biológica. Durante su comparecencias, el ginecólogo solo reconoció su firma en el certificado de nacimiento de Inés Madrigal, aunque dijo que no se explica este hecho porque no conoce a Inés Pérez, una mujer estéril que figura como la madre biológica de la denunciante.

Por su parte, el abogado que ejerce la acusación particular, Guillermo Peña, defendió en el juzgado que «está claro que hubo un parto, una madre biológica y una persona que informó a los padres adoptivos de Inés Madrigal de los trámites que tenían que seguir, porque ellos no sabían ni de legajos, ni de Registro Civil, ni de trámites de adopción». A pesar de que el ginecólogo no reconoció los hechos, Inés Madrigal consideró positivo que el doctor Vela «haya prestado declaración», aunque se mostró sorprendida de que dijera que no conocía de nada a su madre adoptiva, Inés Pérez.

«Una pieza del puzzle»

La presidenta de SOS Bebés Robados de la Región destacó que «éste es un paso más en la lucha para esclarecer los casos de tráfico de seres humanos que ha habido en España durante cinco décadas». Madrigal volvió a recordar que el doctor Vela era «una pieza del puzzle» y que los afectados van a seguir reclamando que se haga justicia «hasta el final».

También reivindicó que el Gobierno central trate estos casos como «un problema de Estado». El doctor Vela es uno de los 35 imputados por este escándalo en España, ya que las víctimas mantienen que el tráfico de bebés continuó tras la muerte de Franco hasta que una ley de 1987 reguló en España la adopción.

Madrigal reflexionó a su salida de los juzgados que el doctor Vela «se va a morir pensando que hizo una obra de caridad», cuando, en realidad, «cometió delitos contra la humanidad». Para la presidenta de SOS Bebés Robados, el ginecólogo «no puede reconocer toda una vida de mentiras y engaños», ni puede admitir que «San Ramón fue una clínica de horror y de dolor, en vez de un lugar de alegrías y nacimientos».

Durante la sesión de ayer, Inés Madrigal, de 44 años, volvió a sufrir al tener que recordar que ella fue «un regalo» del ginecólogo a su madre adoptiva. En esta historia hizo de supuesto enlace el jesuita Félix Sánchez Blanco, que en su momento puso en contacto a Inés Pérez con el doctor Eduardo Vela, quien le dijo que había una chica de Madrid de buena familia que estaba embarazada, y cuyos padres no querían que se quedara con el niño.

La presidenta siempre defiende que fue Vela quien le aconsejó a su madre adoptiva que debía simular un embarazo con cojines, antes de que le entregasen el bebé.

«¿Dónde están los niños?»

El doctor Eduardo Vela entró en los juzgados de la Plaza de Castilla acompañado de su abogado, pero los abandonó en un coche por el garaje para eludir a los medios de comunicación y a los miembros de la Asociación SOS Bebés Robados de Madrid. A las puertas de los juzgados, una treintena de familiares y miembros de la asociación le esperaban vestidos con camisetas amarillas. Lo hicieron coreando consignas, clamando «¡Justicia!», y preguntándose: «¿Dónde están nuestros hijos?».