Ella misma es una ex donante de óvulos y ahora una fuerte crítica de la práctica, a la que denomina “el violento acto de compra y venta de un niño”.
Su historia, ofrecida en el documental Anonymous Father’s Day (Día del Padre Anónimo), una película producida en los Estados Unidos de América, a punto de ser presentada, se está convirtiendo en algo cada vez más común. Muchos de los niños concebidos a través de la donación de esperma ya son adultos, y algunos de ellos están hablando en contra de la práctica que los trajo a la existencia.
Sus historias están revelando que la experiencia de ser un niño concebido gracias a donantes no es lo que muchos defensores de la tecnología esperaban que fuera. Se pensaba que esos niños pensarían en el hombre casado con su madre como su padre y de sus padres biológicos como el hombre que se masturbó en un banco de esperma y que alejó con un cheque de $75. Pero de acuerdo con Alana, eso no es tan simple.
“La ausencia del padre biológico es imposible de ignorar, porque es imposible pasar por alto su presencia – cuando uno vive en una versión de su cuerpo y piensa en una versión de su cerebro”, le dijo a LifeSiteNews/Notifam. “No sólo me siento muy separada de mi padre, sino de todos mis parientes paternos”.
Jennifer Lahl, la directora del documental, dice que lo creó para dar voz a personas como Stewart, cuyas preocupaciones son pasadas por alto con demasiada frecuencia en un debate que tiene profundas implicaciones para sus vidas e identidades.
“Todos estábamos preocupados principalmente respecto a las personas que quieren un bebé, respecto a la forma en que podemos ayudar a las personas que quieren tener un bebé”, observó Lahl. Pero, continuó ella, es necesario que los futuros padres y los responsables políticos piensen en “las grandes implicaciones de la tecnología reproductiva”.
Para Stewart, esas implicaciones han incluido una sensación de abandono por parte de su padre biológico y una relación difícil con el hombre que la crió.
En la película de Lahl, ella recuerda cómo fue ser criada por su madre y el hombre al que se refiere como “el primer marido de mi mamá”. Hubo un contraste notable entre su relación con Alana y su relación con la hermana adoptiva de Alana.
“Él se imaginó el objetivo de criar (a mi hermana), se sintió como su padre”, relata ella. “En mi caso, mi relación biológica con mi madre sólo enfatizó lo que yo no tenía en común con él”.
Cuando el matrimonio se vino abajo, Alana recuerda que él luchó por la custodia de su hija adoptiva, pero no de Alana.
Barry Stevens, otro de los entrevistados de la película, tiene para contar una historia similar. Stevens no supo que fue concebido a través de un donante de esperma hasta que falleció el hombre que él creía que era su padre biológico. Él dice que inclusive antes de la revelación, él y su hermana habían notado que algo andaba mal.
“Tenía la sensación que él realmente no se sentía como mi padre”, explicó Stevens. “Y mi madre confirmó más tarde eso. Había un gran secreto en la familia, pienso que eso nos hizo daño”.
La crisis de identidad que esta situación provocó en Stewart y Stevens es probablemente un problema común en los niños concebidos por donantes.
En My Daddy’s Name is Donor (El nombre de mi papá es Donante), un informe publicado el año pasado por la Comisión sobre el Futuro de la Paternidad y la Maternidad (Commission on Parenthood’s Future) en los Estados Unidos, se publicó una encuesta realizada entre los adultos jóvenes concebidos por donación de esperma y se compararon sus respuestas con las de sus pares criados por padres adoptivos y por padres biológicos.
El estudio encontró que el 43% de los hijos de donantes, comparado con el 15% de los niños adoptados y el 6% que fueron criados por los padres biológicos, estuvieron de acuerdo con la siguiente afirmación: “Me siento confundido sobre quién es un miembro de mi familia y quién no”.
Por otra parte, el 48% de los hijos de donantes comparados con sólo el 19% de los niños adoptados estuvo de acuerdo: “Cuando veo a amigos con sus padres y madres biológicos, eso me hace sentir triste”.
Según Lahl, las diferencias entre hijos adoptivos y los niños concebidos de donantes no deberían ser sorprendentes.
“En el caso del hijo adoptado, hubo alguna razón por la que un padre no pudo mantenerlo”, señaló ella. “Lo contrario ocurre con la persona concebida por un donante, en tanto alguien entregó una parte de su cuerpo, sus óvulos o sus espermatozoides, sin pensar que era su hijo”.
Sorprendentemente, el informe también encontró indicios de una correlación entre la concepción de un donante de esperma y el fracaso del matrimonio.
El 27% de los padres de hijos de donantes están divorciados, en comparación con sólo el 14% de los padres de los hijos adoptados. El número de matrimonios con hijos de donantes que fracasa es sólo ligeramente superior a la tasa de fracaso de un matrimonio con hijos biológicos: un 25%. Pero como señala el estudio, la comparación con los padres adoptivos es más significativa porque la mayoría de las parejas no tienen en cuenta la tecnología de la fertilidad o la adopción hasta más tarde en la vida, cuando los matrimonios tienden a ser más estables.
Para Stewart, el hallazgo es consistente con su propia experiencia. “Las madres pueden decir cosas como ‘Bueno, de todos modos no es tu hijo’. El padre permanece constantemente inseguro sobre su lugar y rol en la familia”, dijo ella.
Añadió que recurrir a la donación de esperma o de óvulos para concebir un hijo puede ser evidencia de una actitud “materialista” por parte de la pareja.
“Son personas que tienen dificultades para aceptar no tener algo y con frecuencia ponen sus propias necesidades antes que las de otros (es decir, su necesidad de tener un hijo antes que la necesidad de un niño de tener su padre/madre), y a menudo estas personas fracasan en el matrimonio”.
A pesar de la angustia que muchos niños concebidos por donantes atribuyen a las circunstancias de su concepción, el informe encontró que la mayoría, el 61%, todavía apoya esa práctica.
“Yo lo llamo la donación de valor. Es lo que me llevó a vender mis propios óvulos”, dice Stewart. “Hay un nivel desviado de apoyo entre las personas concebidas por donantes que aprueban la práctica, principalmente porque están repitiendo de modo mecánico los valores de sus padres, tienen miedo de ser repudiados si rechazan esos valores, y no han tenido el tiempo, el espacio y la inspiración para seguir reflexionando sobre ello”.
Pero el 40% restante están hablando cada vez más. Stewart ha fundado un sitio web, anonymousus.org, que proporciona un foro donde todos aquéllos cuyas vidas han sido afectadas por la concepción de donantes pueden lidiar con los problemas que ésta última plantea.
Lahl dice que ella espera que la película facilite un diálogo similar, tanto en ámbito público y en la legislatura.
Ella dice que existe la necesidad de examinar las “implicaciones políticas” que deben plantear estas preocupaciones, ya que “ahora mismo, en los Estados Unidos de América, todo vale, más o menos. Si se tiene dinero, se puede pagar el médico y el laboratorio para hacer lo que se quiera”.
Un grupo de investigadores observó a casi 2000 mujeres y halló que los bebés nacidos de aquellas con problemas de fertilidad pesaban un poco menos, según resultados publicados en la revista Fertility & Sterility.
Esos niños corrían también mayor riesgo de tener bajo peso al nacer, es decir estar por debajo de las 5 libras. “Pero es difícil diferenciar. ¿Se debe a la infertilidad o a la tecnología usada para tratarla?”, expresó Amber Cooper, profesora asistente de obstetricia y ginecología de la Washington University en St. Louis, quien dirigió el estudio.
Investigaciones previas han relacionado el mal crecimiento fetal y el menor peso al nacer con un mayor riesgo de desarrollar ciertos problemas de salud en la etapa adulta, como hipertensión y enfermedad cardíaca.
El equipo de Cooper observó los registros de 461 mujeres que llegaron a su centro con problemas de fertilidad durante 10 años y finalmente tuvieron un bebé. Más de la mitad se sometió a una fertilización in vitro (FIV), mientras que 106 fueron tratadas con fármacos y 104 finalmente quedaron embarazadas por su cuenta. Las pacientes fueron comparadas con 1264 mujeres fértiles que dieron a luz durante el mismo período.
En general, los bebés nacidos de mujeres con problemas de fertilidad eran más pequeños. Pero no había diferencia en el peso de nacimiento promedio entre los hijos de las mujeres que se sometieron a FIV y los de aquellas infértiles que terminaron teniendo un bebé sin ayuda médica.
La mayor brecha se observó en el grupo de mujeres que habían sido tratadas con medicamentos para la fertilidad, que incentivan la ovulación. Sus recién nacidos eran más livianos que los de las madres fértiles, diferencia que Cooper calificó de pequeña pero aún así significativa.
Por otro lado, el mayor riesgo de bajo peso al nacer en el bebé se observó fundamentalmente en los hijos nacidos por FIV. El 12 por ciento de esas mamás tuvo un recién nacido de bajo peso, frente a algo menos del 8 por ciento de las madres sin problemas de fertilidad.
“Los resultados sugieren que una amplia porción de esto estaría relacionado con la infertilidad subyacente”, dijo Cooper.
Investigaciones previas también sugirieron que cuanto más demora una pareja en concebir, mayores son las posibilidades de bajo peso al nacer en el bebé u otras complicaciones. La FIV suele realizarse sólo después de que fracasan los medicamentos u otros tratamientos menos exhaustivos.
La pareja que lleva 12 años de convivencia y que se unieron en matrimonio el pasado 20 de octubre, han tomado la decisión de formar su familia a través de la maternidad subrogada en la India, país que tiene regulado el alquiler de vientre por el propio Estado.
Dos hombres argentinos que llevan 12 años de convivencia y se casaron el pasado 20 de octubre, tomaron la decisión de formar familia mediante la maternidad subrogada, después de descartar la adopción por considerar que podría tardar años. La pareja, de 35 y 40 años, explicó que se decidieron por ese método entregando a la clínica el esperma de ambos, para que fuera evaluado cual sería el más apto. La decisión de que fuera en la India fue porque el alquiler de vientres en ese país esta regulado por el Estado, y porque los costos finales rondarían en los 100.000 dólares, cifra que se duplicaría de haberse realizado en Estados Unidos.
La pareja viajó en julio a la India, donde firmaron el contrato con la clínica y dejaron sus muestras de esperma. En la India la mujer portadora debe ser casada, ella y su marido deben firmar el contrato. Durante el embarazo, la portadora vive en una casa que pone a su disposición la clínica de fertilización asistida.
La donante de los óvulos es una joven canadiense de 27 años de edad, con quien mantuvieron comunicación para explicarle su deseo de ser padres y la aceptación fue mutua. Ella viajó a la India para la extracción de sus óvulos; en la primera portadora seleccionada no prendieron los óvulos de lo cual se enteraron en octubre, opacando la alegría de su boda, pero si se logró con la segunda, esperan el nacimiento para julio del 2012.
El problema a sortear, es que en la India para llevarse a su hijo o hija debe tener partida de nacimiento, DNI y pasaporte argentino, para lo cual recurrieron ante la cancillería argentina en la India, remitiéndoles los diplomáticos a que la única manera de realizar esto es mediante una orden de juez competente.
El jueves, el constitucionalista Andrés Gil Domínguez presentó el recurso de amparo donde se pide que se “reconozca la copaternidad basado en la voluntad procreacional de A. G. y C. D.” y alega que de lo contrario se los estaría discriminando por su orientación sexual. La fundamentación del pedido de nacionalidad y documentación es extensa. Tiene que resolver la jueza en lo Contencioso Administrativo Federal Nº 7, Cristina Carrión de Lorenzo.
El reclamo cuenta con el respaldo absoluto de la Federación Argentina de lesbianas, gays, bisexuales y trans, FALGBT.
Se espera que el pedido sea resuelto favorablemente sentando un importante precedente.
El servicio de ginecología del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona ha conseguido que, por primera vez en todo el mundo, quede embarazada una mujer sin los dos ovarios.
La paciente, que ahora tiene 31 años, tuvo dos tumores benignos en los ovarios cuando tenía 20 años que obligaron a extirparle los dos órganos. Antes de proceder a esta extirpación, y en previsión de que en el futuro la paciente quisiera ser madre, los médicos guardaron tejido ovárico en el Banc de Sang i Teixits de Catalunya.
El doctor Justo Callejo, en la rueda de prensa que ha concedido en Sant Joan de Déu. JOAN PUIG
Pasados 10 años, y cuando la joven expresó su deseo de ser madre, los médicos intentaron la gestación, que se ha conseguido. La paciente será madre el próximo mes de agosto. Este embarazo presenta los mismos riesgos que los que afronta cualquier mujer, según han explicado este viernes los médicos.
Este logro médico es especialmente importante porque se trata de la primera vez en todo el mundo que se consigue que una mujer sin los dos ovarios quede embarazada. Hasta ahora se habían conseguido gestaciones en mujeres que conservaban un ovario.
La técnica utilizada de crioconservación de tejido ovárico es útil para cualquier mujer que antes de someterse a un tratamiento de quimioterapia para tratar un cáncer prevea que querrá ser madre en el futuro y pida que los médicos conserven una muestra de tejido ovárico, según ha explicado el doctor Justo Callejo en la rueda de prensa del servicio de ginecologia y obstetricía de Sant Joan de Déu.
En diciembre del año 1996 nacía el primer niño concebido por Fecundación in vitro en la Región de Murcia a cargo del Instituto Murciano de Fertilidad, IMFER. Este hecho fue posible gracias a sus fundadores que trabajan en estrecha colaboración en el ámbito de la reproducción asistida desde hace muchos años: el Dr. Antonio Callizo, ginecólogo y obstetra, se especializó en problemas de infertilidad desde el inicio de su carrera hace 27 años, mientras que el Dr. Miguel Ángel Fernández Pérez, gracias a su trayectoria profesional y a su experiencia de más de 15 años, obtuvo el título de Senior Clinical Embryologist de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE).
Desde aquel entonces, imfer ha crecido año tras año en tasas de embarazo, pacientes y profesionales de la reproducción que junto a la inauguración de sus nuevas instalaciones en el segundo trimestre del 2011 han situado a imfer como uno de los centros de vanguardia por recoger lo último en tecnología e innovación.
En este 2011 imfer ha continuado con un estrecho compromiso con sus pacientes y ha optado por promover actuaciones que apoyen a asociaciones como Asproin –la Asociación Nacional para los Problemas de Infertilidad-, Masola –Madres Solteras por Elección-, entre otras.
Para el Dr. y director de IMFER, Antonio Callizo, ”es fundamental que a lo largo de los años conservemos el trato personal, cálido y comprometido que tuvimos desde el primer día con nuestros pacientes, algo que nos diferencia, satisface y enorgullece a diario”.
El equipo de la doctora Valerie I. Shavell, de la Facultad de Medicina de la Wayne State University y el Centro Médico de Detroit, ambos en Michigan, escribió en la revista Fertility and Sterility que los fibroides afectan al 70 por ciento de las mujeres en edad reproductiva.
Los autores aseguran que se desconoce cómo los fibroides influyen en el embarazo, pero se observa que en general suelen provocar resultados adversos, como el adelantamiento del parto.
El equipo revisó información de 95 mujeres que esperaban un bebé y tenían fibroides, según la evaluación por ultrasonido. En 42 de ellas, los fibroides medían más de 5 centímetros de diámetro.
La edad gestacional del bebé al momento del parto era significativamente menor en esas 42 mujeres (36,5 semanas) que en las pacientes con fibroides más pequeños (38,4 semanas) o en 95 mujeres de un grupo de control (38,6 semanas).
El 12,2 por ciento del grupo con fibroides grandes necesitó una transfusión de sangre después del parto, comparado con ninguna paciente con fibroides más pequeños y el 1,1 por ciento del grupo de control. La pérdida de sangre estimada durante el parto para esos tres grupos fue, respectivamente, de 645,1; 535,6 y 486,8 mililitros.
Los fibroides grandes también estuvieron significativamente asociados con un cuello uterino corto, ruptura de bolsa prematura y parto prematuro. La cantidad total de fibroides grandes estuvo correlacionada con esos resultados.
“Sería prematuro (…) hacer recomendaciones específicas sobre el valor de utilizar la miomectomía antes de la concepción en estas mujeres”, asegura el equipo.
De todos modos, y dados los resultados, los autores concluyen que las mujeres con fibroides grandes “deberían recibir orientación sobre el aumento de la posibilidad de sufrir estas complicaciones obstétricas”.
