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Afrontar la llamada “betaespera”: esperanza, ilusión, temor o ansiedad.



Una parte esencial de cualquier ser humano es la procreación, poder formar una familia y sentir la importancia de ser padres. No obstante, lo que resulta relativamente sencillo para la mayoría, para aquellos con disfunciones reproductivas es una historia muy distinta. Esto se hace evidente cuando las parejas, o una paciente, deben someterse a un proceso asistido de fertilización y se deben enfrentar a una montaña rusa de emociones.

¿A qué llamamos betaespera?

En términos sencillos, este concepto hace referencia al intervalo desde el momento de la inseminación artificial o fecundación in vitro, hasta la prueba de embarazo, que oscila entre 14 o 15 días de espera. Aunque parezca un período breve en circunstancias normales, para quien espera puede representar 2 semanas interminables cargadas de sentimientos y pensamientos relacionados con la expectativa de un resultado positivo o negativo.

Entre las razones fundamentales para que esto sea así, la principal es la hormona del embarazo, conocida como Beta-hCG (gonadotropina coriónica humana). Su aparición, tal y como informan en Sanitas, es producto de la implantación del embrión en el útero y luego se presenta en la placenta. Su función es la de estimular la producción de progesterona mediante el cuerpo lúteo, lo que favorece el desarrollo del endometrio y por ende del feto.

Para detectar la presencia de esta hormona en el cuerpo femenino, se recomienda a la paciente esperar al menos unos 14 días para llevar a cabo la prueba de embarazo. Esto te garantiza que los niveles hormonales estén lo suficientemente altos, lo que a su vez permite que el resultado sea más confiable y puedas evitar los falsos positivos o negativos.

Recomendaciones

No hay duda que la expectativa de esperar un embarazo confirmado está llena de muchas emociones que se intensifican con el pasar de los días antes de la prueba final. Si estás en esta situación, debes entender que la implantación es un proceso bioquímico que sucede naturalmente una vez iniciado. En este sentido, desde Sanitas nos indican que no es mucho lo que se puede hacer para alterarlo, pero sí hay pautas que puedes seguir para aligerar la ansiedad generada.

En principio, aunque suene fácil y reiterativo, lo ideal es mantener la calma ante las circunstancias. Aunque preocuparse, sentir miedo o temor, pensar negativamente puede resultar ser algo inevitable, mantener la mente ocupada con la rutina diaria, tener una actitud positiva y seguir las recomendaciones médicas es fundamental para sobrellevar la espera de una forma que no provoque estrés por cualquier incidencia irrelevante.

Es aconsejable no obsesionarse con las señales aparentes que puedan darse en determinado momento. A menudo, las mujeres tienden a imaginar algunos síntomas o a exagerar aquellas pequeñas molestias que podrían presentarse. Por otra parte, a pesar de lo mucho que ha aumentado la eficacia de estos tratamientos, es posible que no salgas embarazada la primera vez. Preparase para un resultado negativo te ayuda a lidiar con la frustración.

Ante todo, hay que mantener una actitud positiva frente lo que podría suceder. Generalmente es suficiente un reposo de 1 o 2 días después de la transferencia y no hacer esfuerzos innecesarios previos al test. Además, es importante desahogar tus emociones, cuidar lo que comes y evitar malos hábitos. Para las parejas, habitualmente se recomiendan terapias de ejercicio y relajación, lo que les permite afrontar mejor esta etapa.

Esperamos que esta información te sea de utilidad para conocer un poco mejor lo que significa afrontar la betaespera, Las situaciones que pueden presentarse y las recomendaciones habituales para que no se convierta en un período traumático. Recuerda que es un proceso cada vez más sofisticado que puedes manejar adecuadamente con estas herramientas.