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Profesional del mes de octubre 2012: Dra. Victoria Verdú, Coordinadora de Ginecología de GINEFIV



Para las personas que acuden a vuestro centro, vosotros sois en quienes depositan gran parte de su esperanza e ilusión, pero al entrar a la consulta, llegarán con miedos e inseguridades, ¿cómo les ayudáis a superarlos?

Les atendemos de forma personalizada y les informamos sobre sus expectativas reales de éxito, en función de su edad y su caso específico. De cualquier manera, consideramos que establecer una relación de confianza entre médico y paciente es fundamental, de forma que la pareja tenga ocasión de aclarar todas las dudas que le surjan. Por otra parte, y con esta finalidad, el centro cuenta con un equipo de atención al paciente, formado por psicólogas que prestan una atención muy importante en este sentido.

Como profesional del sector de la reproducción asistida, ¿cuáles son los momentos más gratificantes de tu día a día?

Sin duda, la mayor gratificación llega cuando después de una larga lucha conseguimos el embarazo tan deseada por la pareja. Hay casos relativamente sencillos. Pero en otros, en los que los pacientes han tenido mucha dificultad a la hora de conseguir una gestación, cuando lo consiguen la satisfacción es enorme para ellos y para nosotros. También, un momento muy especial es cuando, después del nacimiento del bebé, vienen a presentárnoslo. Son momentos únicos y emotivos.

¿Cómo llegaste a tu especialidad? ¿Fue algo premeditado o la experiencia te fue conduciendo hacia esta rama?

Siempre me gustó la ginecología y desde muy joven me atrajo todo el tema de reproducción asistida. Recuerdo cómo me llamaban la atención de pequeña las noticias sobre los primeros niños nacidos gracias a la Fecundación in Vitro. Me parecía que era un auténtico milagro. Ya en el periodo de formación de residente, intenté formarme en este campo, me parecía  apasionante. Ahora, a pesar de llevar muchos años dedicándome a esto, no me deja de sorprender esta especialidad, con nuevos avances y en continua evolución.

Aún nos queda un largo recorrido para terminar con el eterno tabú de la infertilidad, pero entre todos lo podemos conseguir… ¿Cómo contribuirías a romper el tabú de la infertilidad en nuestro país?

Creo que la situación se ha normalizado mucho y que las parejas asumen los problemas de esterilidad con muchísima más naturalidad que antes. Además, está mucho más asumido que los problemas de fertilidad son cosa de dos. En estos momentos, la pareja, de forma conjunta, suele afrontar este problema dejando atrás tabúes e intentando poner soluciones lo más eficaces posibles a este problema.

¿Cuáles han sido los momentos más duros en tu carrera profesional? ¿Cómo conseguiste salir adelante?

Todos tenemos a veces momentos duros en nuestra profesión y en nuestra vida.  Cuando esto ocurre, intento centrarme en las pacientes, en las parejas que ponen todas sus esperanzas en intentar tener un hijo y que se apoyan mucho en  nosotros. Sin duda, desde nuestro puesto de trabajo, podemos ayudar mucho, tanto a nivel médico como a nivel psicológico, a sobrellevar la carga de tratamiento y el estrés que genera el hecho de no poder tener un hijo. Sin duda, el  sentirte útil, que te guste tu profesión y ponerle un poco de sentido del humor a la vida hace que todo sea más llevadero.

Nos gustaría que dieras un mensaje de apoyo o recomendación a aquellas personas que buscan ayuda y que quieren ser padres a toda costa…

El mensaje es claro: si se quiere tener hijos no se puede retrasar mucho la maternidad, sobre todo las mujeres, que tenemos una vida fértil muy corta. Si el tiempo ha pasado y estamos en edades razonables, hay que intentarlo pero dejándose aconsejar por los profesionales y contemplando qué opciones son éticamente factibles para cada caso. El problema de la esterilidad puede llegar a afectar a la pareja en  todos los niveles, pero afortunadamente en la mayoría de los casos termina resolviéndose.