Sonisky, cada niño es un mundo, y con dos lo comprobarás mucho antes. Uno come más, el otro menos, a uno es más fácil darle, con el otro es una batalla campal… los tuyos son muy pequeños como para tener un horario más o menos fijo, creo yo. Yo no lo conseguí con los míos hasta que no empezaron con cuatro tomas; hasta entonces, cada uno a su ritmo. Y eso de darles a demanda es la regla de oro. Yo, si veo que durante varias veces se acaban el biberón, rápido les pongo más, por si se quedan con hambre: mejor que sobre que no quedarse con la sensación de que ellos habrían comido más. Donde no soy tan generosa es con el desayuno, que si no luego todavía es más difícil que se coman el puré de verduras. Eso de las cantidades es aproximativo, habrá días en que coman más, días en que coman menos, y luego eso, que igual uno es más comedor que el otro. En nuestro caso el niños siempre ha tenido más apetito. Ya no me acuerdo de lo que debían de comer a esa edad, pero los míos con casi once meses ya, comen entre 150 y 180 por la mañana. Unos 220 de puré de verdura, para merendar un yogur de 125 más la fruta que le ponga, y por la noche entre 200 y 250 de leche con cereal. Igual no parece mucho, pero aunque no están gordos, delgados desde luego que tampoco. Bueno, el niño sí que está más gordito. Viki, si tu niña ronda los seis meses yo creo que 200 o algo menos está muy bien.

¡Ay, Sonia! Yo ya intento que no duerman por la mañana, a mí eso de la siesta después de comer me parece la gloria. Lo que pasa es que si tienen sueño se ponen muy irritables si no pueden dormir, sobre todo la niña, y al final tiro la toalla. Yo también estoy de acuerdo contigo en que los horarios hay que ir cambiándolos suavemente.

Y tanto, no te obsesiones. Los míos hoy, aparte de pasarse la mañana lloriqueando apenas han querido comer. Y la niña también ha dejado medio desayuno, ayer los dos dejaron la cena por la mitad… son rachas. Digo yo que mientras tengan la comida a su alcance, si no la quieren, sus motivos tendrán. Mi experiencia es que tienen temporadas de comer mucho, y otras de comer poco. Es como si se purgaran; pues mientras sigan estando bien… Además, si no quieren comer, poco se puede hacer. De momento tienen una dieta tan limitada que es casi imposible sustituir. El pediatra también lo dice: si un día comen poco no pasa nada.