Hola chicas.

Entro ahora que Laia ya ha mamado y dormirá un ratito para ver como os va y contaros un poquito cómo me va a mi.

En primer lugar muchísimas felicidades a mis “mamis de enero” que ya teneis a vuestros bebés con vosotras. Veo que tampoco apareceis mucho por aqui, jejeje. A todas a las que todavía no os ha llegado vuestro momento, mucho ánimo en la espera y mucha suerte para vuestros partos.

También quiero daros las gracias por todos los mensajes de felicitación que me pusisteis por el nacimiento de mi nena. Sois todas geniales. Ha sido estupendo encontraros para pasar todo esto juntas: primero los tratamientos y después el embarazo. Os quiero un montón.

Y ahora os cuento un poco como me va la experiencia de ser madre. ¡Uf! ¿por dónde empiezo?

Esto es maravilloso, a pesar de los pesares (que los hay), es estupendo. Cuando miro la carita de mi niña se me olvidan todos los malos ratos que pueda pasar. Laia es muy buena, no me puedo quejar. Sólo llora cuando tiene hambre, cuando tiene sueño y no se puede dormir, o cuando tiene gases. Mañana cumplirá tres semanas y ya empiezo a “organizar” un poco mi vida. Aunque no creais que mucho.

En estas semanas he pasado por todos los estados anímicos que pueda imaginar. En ocasiones he pasado de la felicidad completa a la tristeza absoluta. Es muy curioso. No me he preocupado por ello porque ya nos advirtieron bien en las clases de preparación al parto y sabía que podía pasar. ¿Cómo se puede estar triste con un bebé tan deseado en brazos? Es increible ¿verdad?. Eso hacía que me pusiese mas triste todavía.

Los primeros días lloraba por la desesperación y ansiedad de ver que no me subía la leche y que mi niña lloraba desconsolada del hambre que tenía. Es muy duro. Las que habeis pasado por ahí lo sabeis. Las que todavia no, y quereis dar el pecho, tenedlo muy presente. Es muy duro, pero pasa y si aguantas acabas dando pecho a tu bebé. Tengo amigas que tiraron la toalla demasiado pronto y ahora se arrepienten. Si de verdad quereis hacerlo, sed fuertes y aguantad.

Cuando eso pasó, vino la tristeza. Fue como un mazazo. De repente me encontré con mi niña en brazos y echando muchísimo de menos estar embarazada. Quería que estuviese dentro de mi. Sentir sus pataditas. Sentir la felicidad que me embiagaba durante esos nueve meses. Soy feliz ahora, claro que si. Pero a veces el cansancio hace que lo olvide y echo de menos esa otra etapa. Hablé con mi ginecóloga cuando fui y me dijo que es completamente normal. La separación que supone el parto es muy dura aunque a veces no nos demos cuenta. Aunque parezca egoista, lo que me dolía era saber que a partir de ahora ya no es solo mía. Saber que lo que sólo yo era capaz de sentir, no voy a sentirlo más. Os lo estoy contando y aún se me saltan las lágrimas. ¡Seré boba! Pero bueno, eso también pasa, poco a poco. Mi ginecóloga me aseguró que al cabo de un mes eres capaz de disfrutar al 100% de tu bebé y se pasan todas esas neuras.

En ese sentido ya estoy mejor. Ahora los lloros (podeis comprobar que soy una llorona), vienen cuando siento impotencia de no saber qué hacer, cuando no se por qué llora, cuando no consigo calmarla… todas esas cosas que se van aprendiendo poco a poco.

Pero todo esto, como os decía antes, se olvida en el momento que la cojo y miro su carita tan redondita. Cuando me mira con esos ojos tan confiados y tranquilos de saber que está con su mami. Os puedo asegurar que puedo sentirlo. Si a veces está cansada, o nerviosa y está en brazos de otra persona, aunque sea su papi (que ya lo reconoce también) y la cojo yo, puedo sentir cuando me mira que sabe que soy yo, y que eso la tranquiliza. Es una mirada tan limpia. Solo transmite confianza. Puedo sentir como si dijera: esta es mi mami y ahora ya no me puede pasar nada. Y eso me llena de felicidad.

Y que más os puedo contar. Pues que va poco a poco. Como le doy pecho llevamos los horarios un poco descontrolados aún y hay dias que se pasan sin que pueda hacer nada más que darle de mamar, cambiarle el pañal, etc. Pero solo tiene tres semanas, aunque parece ya una eternidad, es muy pequeña aún y tengo que tener paciencia.

Espero que mi experiencia os sirva de ayuda a las que sereis mamis pronto. Las que ya lo sois, me entendereis, aunque cada una es un mundo y seguro que todas no lo vivimos igual.

Un beso y un abrazo muy grande a todas. Hasta otro día.