Este mediodia he sabido el resutado de mi segunda beta, 0.54.

Al principio no he podido reaccionar, luego he llamado a mi madre y despues a la clínica para anunciar mi segundo negativo. Pero ya al sentarme en el sofá me he derrumbado. Mi marido me ha consolado y acariciado el pelo mientras yo lloraba en su regazo como si fuera una niña de 4 años que acababa de caer. Prometí no hacerme ilusiones pero no pude evitarlo. Era mi segunda FIV, en la primera solo consiguieron un embrión y no pudieron congelar el resto. En esta consiguieron dos y los transfirieron, el resto no eran de buena calidad. He hecho todo el reposo que he podido para quitarme el miedo de “y si fue por el reposo que no funcionó la otra vez…?!” Pero tenía esperanza que esta vez sí había funcionado, tenía tantos sintomas nuevos, no me atrevía ni a comentarlos con nadie para no dar falsas esperanzas.

Y ahora ya tengo mi segundo fracaso en un trozo de papel, archivado en mi carpeta azul; la que empezó como una carpetita pequeña y tuve que sustituir por otra de mayor capacidad, con todas las pruebas, analisis, informes… toda nuestras ilusiones y nuestra tristeza están ahi en esa carpeta con la que ahora no sé que hacer. Podría encontrarle un lugar dónde guardarla durante un tiempo para que no está a mi vista recordando su contenido, el camino hecho y el que falta por hacer. Podría ponerle un apartado nuevo que dijera ‘Adopción’, o ‘nueva clínica’ o ‘tercer intento’… podría incluso hacer varias cosas a la vez…

lo que no puedo guardar ahí dentro son mis lagrimas…

he caido una vez más, pero dentro de nada me levantaré, recogeré mis pedacitos y seguiré luchando

un beso a todas