Hola chicas!!! por fin he conseguido tener un ratillo de tranquilidad después de una larga semana dedicada en exclusiva a mi princesa. Os cuento cómo fue:

El jueves 30 ingresé en la clínica Belén a las ocho de la mañana para que me indujeran el parto. Estuve cinco horas con la oxitocina puesta y no dilaté ni un sólo centímetro. No os quiero engañar, las dos últimas horas fueron terribles. No me pudieron poner la epidural porque no dilataba (la niña tenía el cordón colocado tipo bandolera y le impedía avanzar) y finalmente mi médico no quiso provocarme más sufrimiento, así que me pidió quirófano para hacerme una cesárea.

Debido a mi sobrepeso, el anestesista tardó unos quince minutos en ponerme la epidural. Durante ese tiempo, aún seguía con contracciones y fue horrible tener que estar quietecita mientras encontraba el mejor lugar para pincharme. Cuando al fin lo hizo, fue todo rapidísimo: un ligero hormigueo en las piernas, la sensación de movimiento en las entrañas y enseguida me enseñaron a mi chiquitina.

Fue como un sueño, no fui capaz de reaccionar como hemos visto en las películas. Simplemente me quedé sin palabras, sin lágrimas, sólo podía mirarla, pero en ese momento se te olvidan todos los sufrimientos y sólo piensas en ella. Es sencillamente maravilloso.

Y a partir de ahí, pues una locura. La recuperación se me está haciendo muy pesada. La leche me subió tarde, y como tuvimos que darle biberones a la niña, pues se ha vuelto vaga y no quiere mamar… así que estoy ordeñándome cada tres horas con un sacaleches y complementándolo con leche artificial.

Mi marido es un padrazo y me ayuda en todo. Tengo mucha suerte de poder contar con el.

Y os tengo que dejar que es la hora de la siguiente toma. Espero que las que seguís esperando se os pase prontito y os vaya todo muy bien. Ya os contaré cómo va todo cuando tenga otro ratito.

Un beso para todas,

Sonia