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Los malos hábitos de la vida también afectan a la fertilidad, revela un estudio francés



El informe, que se publicará en las próximas semanas, ha tomado como muestra a 348 parejas que recurrieron a técnicas de reproducción asistida en 43 departamentos franceses para determinar el peso de sus condiciones medioambientales y su modo de vida en la infertilidad, declaró la ginecóloga y especialista en reproducción asistida Silvia Álvarez, de la clínica La Muette de París.

En el estudio, llevado a cabo por el grupo de expertos en fertilidad Procreanat, se observó que los participantes, todos con problemas de fecundidad, consumían más alcohol que la media de la población, más tabaco (el 40 % de las mujeres y el 52 % de los hombres), y más cannabis (el 6,9 % de las mujeres y el 13,3 % de los hombres).

Asimismo, se observó que eran personas con problemas de estrés ligados al trabajo y al propio acto sexual, ya que ante la dificultad para concebir un hijo concentraban el sexo en los periodos de ovulación y, en el caso de los hombres, sufrían una presión suplementaria a la hora de practicarlo, lo que hacía aún más complicado lograr un embarazo.

Además recurrían a algunos medicamentos como antidepresivos o aquellos para impedir la caída del cabello, que también incrementaban sus problemas de fertilidad.

“Gran parte de las dificultades a las que se enfrentan las parejas con problemas para tener hijos se resolverían con actitudes más saludables y con la prevención”, señaló Álvarez.

La doctora había demostrado esta misma tesis en otro estudio que elaboró por su cuenta entre 2005 y 2009 en la clínica de La Muette, tomando como muestra a 380 parejas.

Según sus conclusiones, la fertilidad de los pacientes que aceptaban cambiar sus malos hábitos mejoraba entre tres y seis meses después.

De hecho, en ese intervalo de tiempo se produjeron un 35 por ciento de embarazos espontáneos, sin ningún tratamiento de estimulación de la fertilidad de por medio.

“La principal traba es la edad de la mujer: ser madre se complica a partir de los 30 años”, indicó Álvarez, si bien admitió que con la vida actual “es difícil tener hijos antes de esa edad”.

Por ello, la especialista hizo hincapié en la importancia de mejorar los hábitos alimentarios y sociales, para evitar “tratamientos costosos e inútiles, incluyendo la fecundación in vitro”, que podrían eludirse simplemente “apostando por la prevención”.