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Prefiere no dar su nombre, pero cuenta su historia. Dice que le gustaban los “guapos y sinvergüenzas” así que nunca pudo formar una familia. A sus 44 y sin hijos, decidió ser madre por reproducción asistida, en solitario. Con esperma donado y sus propios óvulos lo intentó tres veces. Fracasó. El cuarto intento lo hizo con ovocitos de donación y se quedó embarazada. Fue en el Centro Gutenberg. Dio a luz a los 49 años. Hoy su hijo tiene 7, va al cole y es un niño feliz. “Y la madre, más feliz aún que el niño”, cuenta esta mujer que asegura que la maternidad la ha rejuvenecido.  

Su caso es algo particular, pero ya empieza a ser habitual que mujeres con 40 ó más años lleguen al paritorio. Unas por embarazo natural y otras gracias a técnicas de reproducción asistida.

Es una realidad social reflejada en las estadísticas y en los centros sanitarios:la incorporación femenina a la vida laboral y la mayor esperanza de vida han traído aparejado un progresivo retraso de la maternidad. 

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 1976 las mujeres tenían a su primer hijo con 28,5 años. En 2013, con 32,3. Los datos del INE recogen que el 5,1% del total de bebés nacidos corresponden ya a mujeres que han sido madres por primera vez con 40 ó más años. 

“Es una realidad social que se nota en la reproducción asistida, porque a mayor edad, menor posibilidad de embarazo natural”, indica Carmen Segura, embrióloga del Centro Gutenberg. 
Esta clínica atiende a unas mil pacientes al año. De esa cifra, 240 tienen 40 años o más. Segura sostiene que si hubieran intentado su embarazo a una edad más temprana, la mayoría seguramente no habría tenido problemas para conseguirlo de forma natural.

El retraso de la maternidad se refleja en la edad media de las pacientes del Centro Gutenberg. En 2005 era de 36 años. Diez años después, se había elevado a 38,6. 

Frente a los cambios sociales, la bióloga advierte: