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Cómo optimizar las posibilidades de lograr un embarazo mediante Fecundación in Vitro



Llevo dos años intentando quedarme embarazada sin éxito. ¿Debería recurrir a la reproducción asistida?

Cuando llevamos mucho tiempo buscando un embarazo de forma natural y no lo conseguimos es normal que empecemos a preocuparnos y pensar alternativas. La recomendación general que realizamos los expertos en fertilidad es que después de un año sin obtener un embarazo se acuda a un centro para Reproducción Asistida para comenzar a realizar un estudio completo de fertilidad, pero por encima de los 38 años ya se aconseja empezar el estudio a partir del sexto mes.

En ese caso ¿qué debemos tener en cuenta?

Lo principal a tener en cuenta es que es imprescindible realizar un buen estudio que nos permita aplicar la técnica más adecuada en cada caso. Hay que considerar que, a pesar de los buenos resultados que se obtienen mediante la aplicación de las distintas técnicas de reproducción asistida existentes en la actualidad, no siempre se consigue el embarazo a la primera. El saber situar claramente el problema desde el principio nos ayudará a tomar las decisiones más adecuadas y conseguir con ello el embarazo lo antes posible.

¿Cuál es el mejor tratamiento de reproducción asistida que a seguir?

No puede hablarse de que exista un tratamiento mejor que otro, ya que debe personalizarse para cada mujer. A pesar de ello, sí que podemos decir que la fecundación in vitro es actualmente la técnica que nos permite solucionar prácticamente cualquier problema de fertilidad que nos encontremos.

Esta técnica nos posibilita controlar de una forma muy eficaz la calidad de los óvulos y espermatozoides, la viabilidad de los embriones (incluso su carga genética) y finalmente asegurarnos de que llegan al útero materno embriones totalmente evolutivos. Eso, naturalmente, es lo que nos va a permitir obtener los mejores resultados de embarazo.

Por ello, la utilización de equipos de incubación avanzada que incorporan sistemas de grabación continuada de imágenes, como los incubadores GERI, combinados con sistemas automatizados de análisis de la viabilidad embrionaria (EEVA), nos permiten de una forma más objetiva conocer la probabilidad de embarazo de los embriones de cada mujer y nos ayuda a elegir aquellos que mayor posibilidad tienen de generarlo.