El Instituto Europeo de Fertilidad (Madrid) y Sistemas Genómicos (Valencia) consiguen, por primera vez en España, que una mujer con “isoinmunización grave al factor Rh” quede embarazada de un feto con un Rh compatible con el suyo. Esta era, y sigue siendo, su mejor opción de poder tener hijos ya que en el seguimiento de su primer embarazo no se le administró la medicación habitual de estos casos. Por eso la mujer genera anticuerpos que destruyen los glóbulos rojos del feto, amenazando seriamente su vida, en caso de tener un Rh diferente al de ella.
El logro ha sido posible gracias a la aplicación de la técnica del Diagnóstico Genético Preimplantación basada en la selección genética de embriones. Hecho que implica el uso combinado de técnicas de reproducción asistida y de genética molecular y, por tanto, la necesidad de estrecha colaboración entre un centro de reproducción asistida y un laboratorio de genética altamente especializados, tal y como ha sucedido en este caso. El ciclo de fiv se llevó a cabo en el Instituto Europeo de Fertilidad de Madrid, que dirige el Dr. Alfonso de La Fuente.
Tras estudiar previamente a la pareja para descartar cualquier patología asociada y adecuar el tratamiento de estimulación ovárica dentro del ciclo de FIV, se obtuvieron 4 embriones. Se biopsiaron una o dos células de cada uno de los embriones obtenidos y se trasladaron a valencia el mismo día para su análisis y diagnóstico en el laboratorio de DGP molecular de Sistemas Genómicos. Los resultados determinaron que sólo uno de los embriones era Rh-negativo y por tanto compatible con la madre. Ese único embrión fue el que se transfirió al útero materno, implantó y se consiguió el feliz embarazo que actualmente está en curso y se encuentra en su 20ª semana de gestación.
También se expresaban reservas similares con respecto del uso de anticonceptivos hormonales inyectables. No existen pruebas concluyentes de que la anticoncepción hormonal, ya sea oral o inyectable, sea perjudicial en cualquier forma para la fertilidad posterior de la mujer. Sin embargo, varios estudios acerca de los conocimientos y las actitudes respecto de la esterilidad en los países en desarrollo han demostrado que existen creencias negativas con respecto a los anticonceptivos y su impacto en la fecundidad posterior.
Algunos comentarios típicos de hombres y mujeres en algunos países en vías de desarrollo son
– “Los anticonceptivos modernos provocan la esterilidad en hombres y mujeres, pero especialmente en las mujeres sin hijos”
– “Las píldoras se acumulan en el útero y provocan llagas en el útero”
– “El uso frecuente de condones irá debilitando la fortaleza del hombre, lo que puede resultar en la impotencia”
– “El DIU se interna más y más en el cuerpo de la mujer. Puede que en el transcurso del coito se lo empuje y termine alojándose en la garganta o en el cerebro de la mujer.”
Hacia fines de los años 70 un dispositivo intrauterino (DIU) llamado Dalkon Shield fue distribuido en gran medida en los países desarrollados. Posteriormente se descubrió que había una relación entre el Dalkon Shield y los abortos sépticos en mujeres que quedaron embarazadas mientras usaban el dispositivo. A causa de este problema, se asumió que todos los tipos de DIU tenían efectos similares. Sin embargo, se ha demostrado que la alta frecuencia de abortos sépticos del Dalkon Shield puede atribuirse al ascenso de bacterias vaginales a la cavidad uterina por el único hilo que venía unido al Dalkon Shield. Estudios posteriores han demostrado que las mujeres con relaciones monógamas estables que utilizan un DIU no corren mayores riesgos de infección pélvica que las mujeres que usan otros métodos anticonceptivos no hormonales.
Ya sea por aspiraciones laborales, muchas veces también por presiones, o porqueno se encuentra la pareja adecuada (o simplemente porque se ha convertido en una norma social), lo cierto es que las mujeres en España tardan, cada vez más, en dar a luz a su primer hijo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la edad media en la que se afronta la maternidad en España en la actualidad es de 29 años. Conscientes de esta realidad, algunas féminas, con el fin de intentar evitar problemas futuros de fertilidad, optan por un tratamiento que, en estos momentos, parece vivir cierta efervescencia: la congelación de óvulos propios. “A edad más avanzada, más difícil es quedarse embarazada. La fisiología de la mujer lo marca así.
“La edad es el factor que influye más en la probabilidad de embarazo que tiene una mujer“, explica a LaVanguardia.com el doctor y jefe del Servicio de Medicina de la Reproducción del Instituto Universitario Dexeus, Buenaventura Coroleu. “Cuando una niña nace, nace con un número de óvulos para toda su vida reproductiva. Una disminución de este potencial de ovulación y de reserva folicular hace que incrementen los problemas de esterilidad. No es lo mismo una mujer que busca un embarazo a los 30 años, que una que lo busca a los 39″, añade. Es por ello que algunas mujeres jóvenes, con pocas o nulas intenciones de ser madres a corto plazo, empiezan a optar por la congelación de sus óvulos a sabiendas de que a más edad, más difícil es quedarse en estado. “Es una cosa (la congelación de óvulos) que va a más de manera clara” –argumenta Coroleu-. “Hemos visto una tendencia en el último año de incremento de las solicitudes. Lo que pasa es que todavía el número de personas que acaban haciendo una preservación de fertilidad es limitado. En los últimos seis meses hemos llevado a cabo diez casos en nuestro centro. Un 50% de las pacientes que hacen la consulta acaban haciendo la preservación de fertilidad”, relata. El procedimiento es sencillo. Se hace “un diagnóstico para saber cómo está el perfil de ovulación y, posteriormente, se inicia un tratamiento de activación de la ovulación, como hace una paciente de fecundación ‘in vitro’. Se efectúa la punción, se extraen los óvulos y se congelan”.
Esta práctica, sobre todo en sus inicios y todavía ahora, se estila más entre mujeres con algún tipo de patología, como puede ser cáncer de mama o alguna dolencia hematológica. Con la esperanza de superar con el tiempo la enfermedad, congelaban, y congelan, sus óvulos para algún día poder ser madres. Aunque la preservación del óvulo no es del 100%, el congelado se comporta igual que un óvulo ‘fresco’. “La supervivencia de los óvulos congelados y la tasa de fecundación y de embarazo que se tiene con éstos es similar a lo que sucede con un óvulo ‘normal’”, esgrime Coroleu.
El coste de este tratamiento, quizás no al alcanze de todos los bolsillos, se asimilaría a la de una fecundación ‘in vitro’. “Si una ‘in vitro’ estaría cerca, dependiendo de cada centro, de los 4.000/5.000 euros, la primera fase del proceso (de congelación de óvulos) ascendería a la mitad. Sería el proceso de tratamiento y control del mismo, y la extracción de los óvulos. Todo el proceso de fecundación de los óvulos y de transferencia de los embriones se haría a posteriori”, aclara el doctor. A dichas cantidades, habría que añadirle otra suma en concepto de mantenimiento. “Puede ascender a 300 euros anuales. Son los gastos que suponen, por ejemplo, el nitrógeno utilizado y asegurar que los óvulos estén en perfecto estado”, concluye Coroleu. La Ley contempla que se pueden guardar los óvulos congelados hasta que la mujer esté dentro de la edad fértil. “Los 50 años es la limitación que nosotros contemplamos, también la Sociedad Española de Fertilidad. De momento no nos hemos encontrado con ninguna paciente, con óvulos congelados, que haya sobrepasado esa edad. Si se diera dicha situación, tendríamos que consultarlo con la Comisión Nacional de Reproducción Asistida para decidir qué hacemos con ellos”, sentencia el doctor.
A mayor edad, más riesgo de aborto
Hay una relación entre el riesgo de sufrir un aborto espontáneo y la edad materna. “Cada vez vamos retrasando más la edad de la maternidad. La mujeres, hace cinco años, quedaban embarazadas un año y medio antes que en la actualidad. Esto ha repercutido en que el número de abortos haya aumentado un poco”, recuerda el responsable del Servicio de Obstetricia del Instituto Universitario Dexeus, el doctor Bernat Serra. Según los datos que barajan en este centro, en la última década ha habido un aumento de abortos espontáneos con relación a los nacimientos acaecidos. Si en el año 2000 había un 12,93% de legrados (raspados) con respecto al total de partos, en 2009 dicho tanto por ciento había aumentado hasta el 14,14.
Cabe remarcar, sin embargo, que en el año 2010 hubo una disminución de la incidencia (situándose el dato en un 12,50%). Donde se atisbó una evolución sostenida fue entre los años 2003 y 2007 (se pasó de un 12,44% a un 14,66%). Este aumento se explicaría, en parte, por el hecho de que las mujeres acceden a tener su primer hijo cada vez más tarde (con los riesgos que esto implica), pero también por otras causas que también hay que tener en cuenta. “Que aumente la incidencia de los abortos también puede ser porque ahora se diagnostican más.
Antes, mucha gente tenía un aborto pero lo percibía como un retraso de la regla. Ahora que las pruebas de embarazo son tan fáciles de hacer, comporta que haya más diagnósticos que antes”, explica el doctor Serra. “También, el hecho de que ahora se retrase el momento de la maternidad conlleva que cuando quieres tener un hijo lo quieras ya, lo que significa que estás mucho más pendiente del embarazo y te haces la prueba a la mínima falta. Eso hace que se diagnostiquen más que antes y que la gente, en el caso de que suceda, sea más consciente de que ha tenido un aborto porque lo ha seguido de cerca”, añade.
Más allá del aborto, puede haber otras complicaciones
El aborto espontáneo no es el único peligro que acecha a aquellas mujeres que han decidido tener un hijo más tarde de lo que la naturaleza aconsejaría. “A más edad materna, más aumenta el riesgo de que el feto pueda padecer anomalías cromosómicas”, recuerda Bernat Serra. “El síndrome de Down es mucho más frecuente entre mujeres de más edad que entre las jóvenes. Es una progresión que va subiendo a medida que avanza la edad. En una mujer joven es poco frecuente, en una de 35 años el riesgo es de uno de 150 nacimientos, y en una paciente de 40 años es de uno de 50.
El riesgo de que sea prematuro también crece, porque aumenta la incidencia de restricción de crecimiento y que se tenga que finalizar el embarazo porque dentro de la matriz la criatura podría correr cierto riesgo.
Esto es como en el mundo del deporte: a mayor envejecimiento de los tejidos, más dificultad de que llegue la sangre a ellos y de que funcionen correctamente”. Veremos si, con el paso del tiempo, esta modalidad de congelar los óvulos propios sigue aumentando para acabar consolidándose como una práctica más o, por el contrario, se queda en una moda del momento que no acaba de fructificar. Todo parece indicar, no obstante, que a esta práctica se acogerán, cada vez más, muchas mujeres.
http://www.lainfertilidad.com/profesionales/centros-de-fertilidad/usp-dexeus-murcia.html