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Diagnóstico de infertilidad confirmado o probable



No tengo muy claro que puede significar eso, mi pareja y yo llevamos un año intentando que me quede embarazada y no ha habido forma, y la verdad es que empezaba a angustiarme el tener algún problema serio que estuviera influyendo. Mi ginecólogo no me confirmaba ninguna anomalía e insistía que siguiéramos probando. Pero ayer, tras haber pasado este año nos ha derivado a un especialista. Lo peor de todo no es que tengamos que buscar ayuda, si no la incertidumbre ante el diagnóstico. Pues nuestro médico no nos ha adelantado nada y no sabemos que es lo que nos está impidiendo el embarazo.

Asumiendo la noticia

Hoy con la cabeza más despejada no paró de darle vueltas a todo lo que me está sucediendo. La verdad es que nunca me interesé mucho por mi fertilidad, pensé o supuse que podría ser madre sin ningún tipo de problema. Nunca puse en tela de juicio mi capacidad para concebir, pues di por hecho que era algo intrínseco a mi naturaleza. Pero ahora me siento algo triste o decepcionada o frustrada, o todo a la vez. Siempre tuve claro que quería ser madre, es cierto que nunca me puse una fecha exacta, entendiendo que ese momento llegaría sin más. Y ahora debo enfrentarme a cosas para las que no sé si estoy preparada, por un lado el pensar si sería capaz de afrontar mi futuro sin conformar mi anhelada familia; y por otro saber si seré capaz de superar y asumir el sacrificio y las inquietudes que deberé afrontar si comienzo un tratamiento de reproducción asistida.

Primera Consulta y pruebas diagnósticasfertilidad-fiv

Finalmente la intensidad de mi anhelo de ser madre ha sido más fuerte que mis miedos a la medicina y hemos acudido a una clínica de fertilidad. Bueno en realidad hemos acudido a tres clínicas de fertilidad, porqué entre las que me daba cobertura mi seguro médico y las que me gustaban por las referencias positivas que me daban mis amigas no era tarea fácil saber si estaba eligiendo correctamente. Al final opté por elegir las tres clínicas de fertilidad de más confianza y así conocer y comparar lo que me ofrecían. ¿Cuál ha sido nuestra elección? Pues no el más barato, ni el que tenía más fama, nos hemos quedado con la clínica que nos ha trasmitido más confianza. Entiendo que no todos buscamos lo mismo, y por eso creo que ha sido bueno el decidir conocer más de un centro, me siento tan vulnerable en estos momentos que no quisiera añadir a mis inquietudes el miedo a haberme equivocado en la elección. Creo que hemos elegido el centro que menos miedo me ha trasmitido, el que me ha dado más confianza, seguridad y donde me he sentido más comprendida y escuchada.

La larga lista de pruebas

Cuándo la doctora me dio el listado de pruebas creo que me estresé sin leerlas, me parecía un listado larguísimo. Luego en realidad era un análisis de sangre y una revisión ginecología completa con estudio de la mama, algo que ya había realizado dos meses antes. A mi marido le mandaron también un análisis de sangre, y eso si un seminograma, prueba que no sabíamos que era y a él le sorprendió un poco, aunque finalmente no hubo ningún problema en realizarla gracias a los chicos del laboratorio que nos dieron mil consejos que hicieron que incluso pareciera fácil.

Última etapa antes de comenzar el tratamiento.

Diagnóstico: baja reserva ovárica. En resumen que produzco pocos ovocitos, que el semen de mi pareja tampoco es para tirar cohetes, y en conjunto que hay que ayudar un poco en el proceso.

Tratamiento aconsejado: fecundación in vitro. De vuelta a los miedos, no me gusta la estimulación, la punción, la sedación, y además me aterra el precio. Bueno hay que coger aire, porqué ahora que habíamos decidido luchar por nuestro futuro hijo no voy a ser miedosa y flaquear. La doctora me tranquiliza mucho cuando me explica el proceso, la estimulación, en su boca parece muy sencilla y sin riesgo alguno. Y la verdad es que quiero fiarme pues ella ve muchos casos como el mío al día y estoy segura que cuando dice esto es con conocimiento. Por otro lado las enfermeras han sido una ayuda inestimable a la hora de explicarme cómo debía administrarme la medicación, de nuevo algo complicado se tornó fácil.

Ahora ya sólo queda cruzar los dedos, confiar en los profesionales y no pensar demasiado en ello, mantenerme ocupada en mi vida normal lo máximo posible, ocupar mi tiempo al máximo y relajar mi mente para crear un entorno óptimo y sin estrés al embrión. Eso en la teoría, en la práctica me muero de nervios, pero la realidad es que nuestros amigos y familiares están siendo el mejor apoyo. Tarde tras tarde nos escuchan divagar acerca de nuestra situación, debe ser tedioso para ellos, pero lo llevan estoicamente. Y la verdad es que hablar tanto a mi marido cómo a mi nos relaja, nos hace ser objetivos y visualizar mejor el camino de la reproducción asistida.