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Identifican 288 proteínas del esperma para desarrollo del embrión



La investigación se ha presentado en el 34.º congreso anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE), que se celebra en Barcelona hasta el miércoles, con la asistencia de más de 10,000 ginecólogos.

Los científicos del Laboratorio de Investigación Básica del Grupo Eugin, en el Parque Científico de Barcelona (PCB), y del grupo de Función de los Microtúbulos y División Celular del Centro de Regulación Genómica (CRG) han logrado identificar 288 proteínas que se hallan en el esperma humano.

Más allá de su objetivo, que era avanzar en el conocimiento de los procesos de división celular que preceden a la formación de una vida humana, el trabajo llama la atención por la técnica utilizada, ya que los investigadores usaron muestras de espermatozoides a los que les cortaron la cabeza antes de inyectarlos en ovocitos y estudiar la función de las citadas proteínas.

La decisión de utilizar esta técnica responde al actual marco legal español, ya que la Ley 14/2006 de Reproducción Humana Asistida impide fecundar óvulos para fines de investigación.

La doctora Montserrat Barragan, responsable del Laboratorio de Eugin en el PCB y coautora del estudio, liderado por Farners Amargant, investigadora del CRG, ha explicado que 30 % de los óvulos fecundados en procesos de reproducción asistida detienen su desarrollo en las primeras etapas de la división celular.

Esto lleva a pensar que los defectos funcionales de la célula espermática podrían ser los responsables de estos fracasos.

“Nuestros resultados sugieren que una de las funciones clave y exclusivas del esperma en la fertilización es proveer los centriolos que son fundamentales para la formación del centrosoma en el cigoto. El centrosoma es un orgánulo esencial para la división celular y, en consecuencia, para el desarrollo embrionario”, ha detallado Isabelle Vernos, investigadora en el CRG y colíder de este estudio.

“Identificar estas proteínas clave para la formación del centrosoma nos ayuda a comprender cómo se organiza el cigoto en los primeros estadios de su desarrollo”, según la investigadora.

Dichas proteínas solo se hallan en el cuerpo intermedio de un espermatozoide, entre el cuello y la cola, de ahí que no fuera imprescindible conservar su cabeza para esta investigación.

Los científicos descubrieron este hallazgo utilizando una técnica insólita: usar solo las colas de los espermatozoides.