Al menos en lo que se refiere al gran hito de la reproducción asistida: conseguir el primer nacimiento de un bebé mediante fecundación in vitro (FIV). En 1973, el equipo en el que trabajaba Wood, en la Monash University de Melbourne, logró el primer embarazo obtenido gracias a esta técnica, que consiste en fecundar un óvulo en un laboratorio y transferir el embrión al útero madre, donde se desarrolla de forma similar a una concepción natural. La gestación no evolucionó adecuadamente y la madre no llegó a dar a luz.
Cinco años después, en Reino Unido, nació Louis Brown mediante este procedimiento, y el fisiólogo Robert G. Edwards se llevó todos los honores (compartidos con el ginecólogo Patrick Steptoe) por ser el primero en conseguir el alumbramiento de un bebé probeta. Edwards fue reconocido por este mérito con el Premio Nobel de Medicina en 2010. Pese a ello, a Wood y sus colaboradores se les reconoce su contribución al nacimientos de Brown gracias a los trabajos previos que desarrollaron y cimentaron el éxito de Edwards. Entre ellos destacan sus descubrimientos sobre la estimulación ovárica, una de las piezas clave de la fecundación in vitro. En 1983, su equipo consiguió -esta vez, sí- el primer nacimiento de un bebé a partir de un embrión congelado concebido por FIV. La congelación de embriones es actualmente una técnica generalizada en los procesos de reproducción asistida, que permite almacenar los óvulos fecundados. Después de haber contribuido al nacimiento de unos 45.000 niños gracias a la reproducción asistida, Wood llevaba retirado desde 2002. Dos años después se le diagnosticó la enfermedad de Alzheimer.
Transferir uno sólo embrión a la mujer durante la fecundación ‘in vitro’ (FIV) no reduce sus posibilidades de quedarse embarazadas, sino que podría hacer que menos mujeres dieran a luz gemelos, con todos los riesgos de salud que comporta. Así lo ha demostrado un estudio de la University of Iowa, en Iowa (Estados Unidos), cuyos resultados se publican en la revista especializada ‘Fertility and Sterility’.
Tradicionalmente, la FIV implica la transferencia de varios embriones, lo que incrementa las posibilidades de que la mujer tenga un embarazo de gemelos u otros embarazos múltiples. Además, aumenta los riesgo para madre y bebé, tanto de sufrir diabetes durante el embarazo como de nacimiento prematuro o parálisis cerebral.
Según la líder de este estudio, Jessica Kresowik, de la University of Iowa, las últimas tecnologías han contribuido a aumentar los nacimientos si se utiliza un único embrión en mujeres más jóvenes de las que se cree pueden tener oportunidades de quedarse embarazadas. “Antes, era necesario implantar embriones múltiples para mantener estas tasas de embarazo”, reconoce la investigadora, añadiendo que, antes de que mejorase esta tecnología, se tenían que usar seis embriones a la vez, con la esperanza de que alguno lograse el embarazo.
Según la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, no se deberían transferir más de dos embriones a mujeres menores de 35 años. Kresowik recuerda que los bebés concebidos a través de FIV suponen sólo el 1 por ciento de los nacimientos que se producen en Estados Unidos cada año. Sin embargo, apunta, la FIV es responsable del 17 por ciento de los gemelos. La clínica de fertilidad de Kresowik implantó como política en el año 2004 el uso de un sólo embrión para la FIV en todas las mujeres menores de 38 años que estaban recibiendo su primera sesión de FIV y presentaban otras señales que hacían prever buenos resultados en la búsqueda de un embarazo. Los datos de los cinco años antes y después de implantar esta política mostraron que la tasa de nacimientos no sufrió con esta decisión. De hecho, mejoró. Antes de que se implantara la política de uso de un sólo embrión, el 51 por ciento de todas las mujeres menores de 38 años conseguían un embarazo y daban a luz un bebé, en comparación con el 56 por ciento de las que lo consiguieron después. La proporción de embarazos múltiples cayó del 35 por ciento a menos del 18 por ciento. Entre las 364 mujeres que cumplieron los criterios y recibieron un único embrión desde 2004 en adelante, el 65 por ciento dio a luz a un bebé vivo y sólo el 3 por ciento tuvo gemelos.
La Coordinadora Girasol LGTB del Sur, en una campaña electoral en la que los derechos de las personas homosexuales, transexuales y bisexuales están en juego, con declaraciones ambiguas o directamente contrarias a las familias homoparentales y los matrimonios entre personas del mismo sexo, exige a todos y cada uno de los partidos políticos que concurren en las elecciones generales del 20 de noviembre “su nítido compromiso con la defensa de los derechos conquistados por lesbianas, gays, transexuales y bisexuales“. De esta manera, solicita “el reconocimiento del derecho al matrimonio para las parejas formadas por personas del mismo sexo y del derecho al cambio de nombre y sexo para las personas transexuales con un procedimiento administrativo y sin la necesidad de la cirugía genital”, ha indicado en una nota.
Las líneas de actuación en política social, educativa, sanitaria, en política exterior y en cualquier otro ámbito han de estar impregnadas de las convicciones y ética democráticas que son las únicas que pueden hacer un mundo “más igual, más libre, más respetuoso con la diversidad y la dignidad de todas las personas”.
Por ello, plantea a las diferentes fuerzas políticas propuestas en el ámbito familiar como la contemplación de la diversidad familiar y garantizar los derechos de los menores, de los padres y madres, así como modificar la Ley de Reproducción Asistida para permitir la cesión de óvulos en el seno de los matrimonios entre dos mujeres, el reconocimiento del derecho a la adopción y la filiación conjunta o que se facilite en los centros sanitarios la posibilidad de que se lleve a cabo la congelación de óvulos y esperma antes de iniciar los procesos de hormonación por parte de las personas transexuales.
En el ámbito educativo, pide fomentar el respeto a la diversidad afectivo-sexual, y el campo sanitario, espera que los partidos políticos trabajen en consideración de la infección por VIH como “una verdadera cuestión de Estado”, acciones informativas y formativas destinadas al personal sanitario sobre la salud de las personas LGTB y contemplando esos conocimientos en su formación inicial y permanente y facilitando trato igualitario, digno y respetuoso de las personas LGTB en los entornos sanitarios.
Por otro lado, pide impulsar la formación específica para los agentes sociales sobre la realidad y promoción de la igualdad del colectivo LGTB en el ámbito laboral, favorecer el conocimiento de la realidad LGTB por parte del personal de las administraciones de justicia y de las fuerzas y cuerpos de la seguridad del estado o facilitar el uso de preservativos en los centros carcelarios.
También la Coordinadora Girasol solicita medidas que no son exclusivas en favor del colectivo, como las referentes a la eliminación de los privilegios de la Iglesia Católica frente a otras entidades por parte del Estado, como por ejemplo, la eliminación de la financiación del IRPF y otros privilegios fiscales, la equiparación jurídica y eliminación de privilegios ante los tribunales, y el trato igualitario frente a la administración pública en otros aspectos que conciernen a su actividad, contrataciones, apertura de centros y ocupación de la vía pública.
“La mujer con deseo gestacional debe ser tratada como el resto de la población, si tiene algún factor de riesgo (por ejemplo, problemas respiratorios) se recomienda vacunación, pero no es necesaria si no existe ese peligro”, explica el Dr. Antonio Requena, director general médico del Grupo de clínicas de reproducción asistida IVI. “Como en estas fechas las Comunidades Autónomas inician sus campañas de vacunación contra la gripe, las preguntas que nos hacen en consulta son en gran parte sobre cómo les puede afectar la vacuna de la gripe a ellas o al embrión si llegan a embarazarse, y si deben o no ponérsela”.
Respecto a otras vacunas que preocupan a las pacientes, los análisis que se realizan previos a los tratamientos de reproducción incluyen el estado de inmunidad para la rubéola y la hepatitis B. “La primera está incluida en el calendario vacunal de las niñas, pero en ocasiones las mujeres adultas no están inmunizadas; en ese caso se recomienda vacunar y esperar tres meses antes de comenzar el tratamiento de reproducción, ya que la vacuna se administra en conjunto con la parotiditis y el sarampión en la llamada triple vírica”, explica el Director Médico de IVI.
En cuanto a la vacuna de la hepatitis B, los especialistas de IVI la aconsejan en general para grupos de riesgo, especialmente personal sanitario, pero si no existe ese factor de riesgo no es necesario.
Las mujeres que tienen su primer hijo a una edad avanzada no corren más riesgo de padecer depresión posparto que sus pares más jóvenes, según señala un estudio australiano efectuado sobre más de 500 mamás primerizas.
Investigadores dirigidos por Catherine McMahon, de la Macquarie University en Australia, hallaron que las mujeres de 37 años o más no eran más propensas a desarrollar depresión posparto que las mamás primerizas más jóvenes, sin importar si habían concebido mediante un tratamiento. “Suele debatirse mucho sobre las madres mayores en los medios. Hay muchos mitos y pocos datos empíricos”, señaló McMahon, profesora de psicología. Por ejemplo, existe la especulación de que las madres de edad más avanzada tendrían más problemas para adaptarse a la maternidad tras haber participado de la fuerza laboral por más tiempo, o que tienen más complicaciones para lidiar con los cambios de estilo de vida que implica la llegada de un bebé. “No hay evidencia científica para respaldar estas especulaciones”, añadió McMahon, aunque indicó que las madres de mayor edad corren más riesgo de sufrir complicaciones en el embarazo y esas complicaciones se han vinculado con más posibilidades de desarrollar depresión posparto.
Para su estudio, publicado en la revista Fertility and Sterility, el equipo de McMahon siguió a 266 mujeres que habían concebido naturalmente y a 275 que se habían sometido a un tratamiento de fertilidad para quedar embarazadas. Todas las mujeres respondieron cuestionarios durante su tercer trimestre de gestación y tuvieron una entrevista de diagnóstico para detectar depresión cuando sus bebés tenían 4 meses de vida.
En general, el 8 por ciento de las mujeres presentaba síntomas importantes de depresión, el nivel mínimo que suele observarse entre las nuevas madres en general, indicaron los expertos. Había 180 mujeres de 37 años o más en el estudio. McMahon manifestó que quedan algunos interrogantes para evaluar en futuras investigaciones, como si atravesar la menopausia mientras se cuida de un hijo pequeño presenta desafíos para las mujeres. “Hay evidencia considerable de que la vulnerabilidad a la depresión es mayor en las mujeres de mediana edad”, agregó. La autora señaló que también sería interesante ver cómo se sienten las madres mayores cuando regresan a trabajar, así como también observar el bienestar psicológico de las mujeres que posponen la maternidad y luego no pueden concebir.
La estimulación hormonal en mujeres con problemas de fertilidad aumenta el riesgo de tumores “fronterizos” (con débil potencial de malignidad) en los ovarios, según un estudio publicado el jueves en Human Reproduction, publicación de la Sociedad Europea de Reproducción.
El equipo de la profesora Flora van Leeuwen (Instituto Holandés del Cáncer, Amsterdam) analiza datos sobre más de 25.000 mujeres con diagnóstico de infertilidad en Holanda entre 1980 et 1995. Entre ellas, 19.146 recibieron al menos un tratamiento de estimulación ovárica, contra 6.006 no tratadas. Se trata del primer estudio que incluye una comparación con un grupo de mujeres que no han recibido tratamiento hormonal para estimular la producción de ovocitos. “Esto es particularmente importante debido a que la dificultad de concebir un niño o el no haber estado estado nunca embarazada son conocidos como factores que aumentan el riesgo de un cáncer de ovario”, señalan los autores.
Entre las más o menos 25.000 mujeres estudiadas se halló 77 tumores malignos de ovario, mientras que el riesgo de desarrollar este tipo de tumor es muy baja en la población general. Después de ajustar diferentes factores (número de niños, la causa de la infertilidad, etc.), las investigaciones evidencian un riesgo duplicado de desarrollar tumores malignos de ovario en mujeres que recibieron la estimulación ovárica en comparación con el grupo no tratado. “En forma sorprendente, entre las 61 mujeres con tumores malignos de ovario en el grupo sometido a la estimulación hormonal, 31 tenían un cáncer fronterizo y 30 un cáncer invasor. Una proporción anormalmente alta de tumores fronterizos”, indicó la profesora Van Leeuwen.
Los tumores fronterizos de los ovarios tienen un débil potencial de malignidad y rara vez son mortales, pero requieren tratamiento quirúrgico. Los investigadores no observaron una asociación entre el aumento del riesgo de malignidad ovárica y el número de ciclos de tratamiento hormonal, pero van a proseguir sus trabajos en esta dirección.